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Actualizado: 8 de mayo de 2025
El espíritu humano, tan activo, tan fecundo, se lanza sucesivamente hácia los dos extremos: pero cuando se lisonjea de llegar al último confín, siente que algo le detiene antes de alcanzar el objeto de sus nobles deseos; es la cadena que le une al cuerpo mortal, y que no le permite el libre vuelo de los espíritus puros.
No era posible que entre millares de hombres, formando una asociación poderosísima, no se albergasen la ambición, la codicia, el apetito de deleites y regalos y otras mundanas pasiones; pero entonces era tan elevado el propósito, era tan generoso y fecundo el pensamiento capital que informaba á la Compañía, y era tan numerosa y refulgente la falange de sus héroes, de sus santos, de sus exploradores, de sus sabios y de sus mártires, que deslumbraba con su resplandor y no dejaba ver lo vicioso y lo malo que había en la Compañía y que es tan inherente y propio y tan difícil de extirpar por completo de nuestra decaída naturaleza.
No entraré a apreciar ni la importancia real de estos estudios ni las fases incompletas, presuntuosas y aun ridículas que presentaba aquel movimiento literario; eran ensayos de fuerzas inexpertas y juveniles que no merecerían recuerdo si no fuesen precursores de un movimiento más fecundo en resultados.
Montevideo ha presenciado durante tres años consecutivos las justas literarias del 25 de mayo, día en que veintenas de poetas, inspirados por la pasión de la patria, se han disputado un laurel. ¿Por qué la poesía ha abandonado a Rosas? ¿Por qué ni rapsodias produce hoy el suelo de Buenos Aires, en otro tiempo tan fecundo en cantares y rimas?
No hay de estable y fecundo en las sociedades, sobre todo en materia de instituciones, sino lo que está en armonía con la naturaleza humana, esencialmente razonable. En punto á justicia, siempre me atendré mas al juicio del hombre rústico, de conciencia honrada y sencilla, que á la elocuencia literaria de diez Cicerones.
Se dice que el arte de Vernet es una escuela puramente social, profana, protestante: ¡No! ¡Mil veces no! Eso sólo puede decirlo la ignorancia, ó el odio, ó la calumnia. La pintura de Horacio Vernet no sólo es un arte atrevido, fecundo, armonioso, patético, ardiente, sino un arte maduro, pensador, ferviente, religioso, religiosísimo.
Aquella especie de amistad severa y dulce, al mismo tiempo que unía a Josefina con el cura, la sirvió para una trasformación extraña; pero lo que Lázaro había provocado en la niña, más que una trasformación era el desarrollo de cuanto fecundo puede haber en el corazón humano. Poniéndola en condiciones de distinguir, casi intuitivamente, lo bueno de lo malo, cumplió la preparación necesaria en ella para apreciar la diferencia que existía entre hombres como Félix Aldea y caballeretes como los que hasta entonces había tratado. Con todo lo que de Lázaro escuchó, de sus instintos, sentimientos, ideas, y juicios, se formó Josefina una imagen que, sin reflejarse en su fantasía por entero, ni llegar a personificarse en una figura, prestó a las impresiones la suficiente cohesión para engendrar la aspiración indeterminada de un ideal en que se daban juntas y cumplidas las buenas cualidades del cura y las promesas de futura dicha, ya evocadas en el corazón de la mujer. Para realizarlas estaba Lázaro incapacitado. Ni por un momento cupo en Josefina la idea de que coexistieran en él las dos personalidades de hombre y sacerdote; pero cuanto se desprendía de su trato vino a formar algo como la fórmula de la ventura soñada, la profecía desinteresada de bienes que él no podría otorgar, pero que en él estaban visibles a los sentidos, aunque negados para siempre a la posesión o al goce.
El arte cristiano es en efecto producto espontáneo del consorcio de la belleza antigua con el espiritu fecundo de la nueva ley moral con que Dios dirige á la humanidad.
Cualquiera de ellos que obtenga el primer premio tiene su carrera asegurada. ¿Voy yo, que soy rico, gracias á mi padre y á usted, á servir de obstáculo á ese porvenir que puede ser tan fecundo y tan dichoso? Puedo hacerlo, materialmente, pero moralmente no tengo ese derecho.
Todo el nuevo fervor del patriotismo que exaltaba un espíritu halagüeño, la intuición, la acuidad, el dinamismo mental pusiste en tu grandioso empeño. Y tu obra demostró que, si fecundo fué tu pueblo en heroismos de batalla, también podía presentar al mundo un estadista de tu enorme talla.
Palabra del Dia
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