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Actualizado: 18 de junio de 2025
Las tierras vegetales, mezcladas en diversas proporciones, tienen también su flora y su fauna; las rápidas pendientes expuestas al sol del mediodía, se encuentran pobladas de hierbas y arbustos que fabrican su savia en terreno seco; el fondo húmedo donde jamás llega un rayo de sol, da también vida á otra vegetación y el cieno que el agua cubre aún, aparece cubierto por un mundo vegetal que le es peculiar.
La cuestión es que él sea feliz creyéndose un excelente naturalista, dotado de buenos ojos. Y si es feliz con mi asentimiento, ¿por qué negárselo? Alguna vez él mismo sale de su error, y entonces, enternecido, paga con un beso mudo la intención de mi aquiescencia. Y este beso de mi marido vale más, mucho más que toda la fauna, incluso la humana, que puebla la tierra.
Los gorriones, tranquilos moradores del tejaroz o alero de las tribunas, han saltado al centro del campo que circunda la pista. Estos animalitos, los más sabios de la fauna volátil, han descubierto el secreto de combinar su libertad salvaje con su integración en la sociedad humana. Son domésticos hasta donde quieren y libres sin limitación.
Aunque todavía no se hallan por completo exploradas las islas Filipinas, su fauna malacológica cuenta en la actualidad con 2.500 especies de moluscos marinos y 586 terrestres y fluviátiles, motivando tal abundancia la célebre frase de Kiseluz, consignada en su Manual de Conchiología, de que las islas Filipinas son el paraíso de los moluscos.
Allí cerca, en la despensa, gallinas, pichones, anguilas monstruosas, jamones monumentales, morcillas blancas y morenas, chorizos purpurinos, en aparente desorden yacían amontonados o pendían de retorcidos ganchos de hierro, según su género. Aquella despensa devoraba lo más exquisito de la fauna y la flora comestibles de la provincia.
Haciendo omision de las rocas, peñas, islotes insignificantes, muchos sin vejetación, otros con solo una especie de aves y algunos insectos como fauna, y la mayoría sin un ser humano que le habite, quedan, como islas habitadas y que solo cuentan, al tratarse de Filipinas, unas cuantas desde la de Luzon, que es la mayor, hasta la de Cagayancillo, que es una de las más diminutas.
Pero por más que batieron las soledades, no pudieron encontrar ningún descendiente vivo de la fauna prehistórica. El marino la escuchó distraídamente, pensando en algo que atenaceaba su curiosidad. ¿Y usted cómo se llama? dijo de pronto. Las dos mujeres rieron de esta pregunta, que resultaba cómica por lo inesperada. Llámeme Freya. Es un nombre de Wágner.
Aquí está para servirla dijo una mujer escuálida, saliendo por estrecha puertecilla, bien disimulada entre los estantes llenos de botellas y garrafas que había detrás del mostrador. Como grieta que da paso al escondrijo de una anguila, así era la puerta, y la mujer el ejemplar más flaco, desmedrado y escurridizo que pudiera encontrarse en la fauna a que tales hembras pertenecen.
«El expositor del carbón, D. Leopoldo Ferrer. Se desea tener acciones para la explotación». A este documento, que se encuentra en el estante 2, tabla 5.ª, núm. 1.844, acompaña un plano del criadero que se cita. Fauna.
La simpatía había nacido de una pasión común: la caza. Pero la caza antes no era más que un ejercicio de hombre primitivo para el aragonés; cazaba sin saber lo que eran las perdices, ni las liebres y conejos, por dentro; Frígilis estudiaba la fauna y la flora del país de camino que cazaba, y además meditaba como filósofo de la naturaleza.
Palabra del Dia
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