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Actualizado: 29 de junio de 2025
¡Inocente! la libra esterlina; una partitura que no admite rivalidades de escuela y poniéndome el sobretodo en el brazo, y armando el claque, sacome fuera y metiome en el cupé que comenzó a rodar apenas sonó el golpe de la portezuela. La fatiga me rindió aquella noche, pero no pude descansar.
Las gitanas hicieron lo mismo con Preciosa, no sin envidia de Cristina y de otras gitanillas que se hallaron presentes; que la envidia también se aloja en los aduares de los bárbaros y en las chozas de pastores como en palacios de príncipes, y esto de ver medrar al vecino que me parece que no tiene más méritos que yo, fatiga.
Sabía por experiencia el oficial lo que costaba muchas veces esta curiosidad, y no les permitía prolongarla: «Adelante, adelante.» Llevaban hora y media caminando. Los dos viajeros empezaron á sentir la fatiga y la desorientación de esta marcha en zigzag. No sabían ya si avanzaban ó retrocedían. Las rudas pendientes, las continuas revueltas, produjeron en ellos un principio de vértigo.
No advirtió ni la longitud del camino, ni los rodeos interminables, ni la fatiga, ni el dolor. El imperio de una idea fija le hacía insensible a todo; su único temor era perder a su conductor o ser visto por él.
Y... la culpa de todo la tenía la odiosa, la repugnante sotana...». Los últimos pensamientos del Magistral fueron maldiciones. Pero a pesar de todo durmió, rendido por tanta fatiga.
Cuando, por la noche, volvía a su casa, dolorido de fatiga, se encontraba frente a su tío, enloquecido y brutal, por el mal éxito de sus experiencias. Luego tenía que partir con este triste pariente su pequeño jornal y soportar todo género de recriminaciones.
Para gobernar una nación, para administrar su hacienda y hasta para mandar sus ejércitos, nadie vale lo que un buen orador, capaz de hablar a todas horas fácilmente y sin fatiga. Cuando surja una guerra, tú dirigirás desde tu sillón á los generales; cuando llegue el momento de negociar la paz, confiarán esta misión á un congreso de oradores. La palabra gobernará al mundo más aún que el sable.
Cuando quedaron solos, Esperancita, asustada de aquel testimonio de interés que había dado a Castro, se apresuró a disculparse ruborizada. La verdad es que no me acordaba de que lo tenía comprometido con León.... Y como ya había tomado el brazo de usted ... y además el conde baila de un modo que me fatiga mucho.... Pepe Castro no abusó de su triunfo; se manifestó modesto y sumiso.
Y al cabo, un solo dia de camino se pasa de cualquier modo. ¡Hola! va U. de largo? me dijo con interes disimulado. Hasta Valladolid. Pues nosotros tambien. Mucho lo celebro. Gracias, Señor, respondieron á una. ¿Y...la señorita sobrina de U. no se fatiga mucho en diligencia? Algo, es verdad; pero el viaje distrae siempre, y la paciencia hace lo demas, dijo la hermosa castellana.
Ni la ambición te inquieta, ni la pompa vana del mundo te fatiga, pues los límites de tus deseos no se estienden a más que a pensar tu jumento; que el de tu persona sobre mis hombros le tienes puesto: contrapeso y carga que puso la naturaleza y la costumbre a los señores. Duerme el criado, y está velando el señor, pensando cómo le ha de sustentar, mejorar y hacer mercedes.
Palabra del Dia
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