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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Y como no se daba punto de reposo, ni aun en los días festivos, la producción era excesiva. No había bastantes consumidores en la villa, y se veía necesitado a remitir paquetes de ellos a los amigos de la capital, cuando el montón del despacho llegaba al techo.
Para contrarrestar aquella excesiva sensibilidad, aquel temperamento débil y vacilante y el humor fantástico y sombrío de que daba en ocasiones tristes muestras, se hubiera necesitado una educación viril al aire libre, un maestro inteligente y enérgico que supiera despertar en su organismo el brío y la resolución de los Campo. Sucedió lo contrario desgraciadamente.
Franca y recta nuestra vizcondesa, otorgaba generosa y tal vez excesiva confianza a los nobles y leales procederes; así, pues, dado este sentir, consideradas estas circunstancias, parecióle imposible que ningún expediente cualquiera pudiese dar el laudable resultado que perseguía.
Contempladle; su frente altiva parece amenazar al cielo; su mirada imperiosa exige sumision y acatamiento; en sus labios asoma el desden hácia cuanto le rodea; en toda su fisonomía veréis que rebosa la complacencia en sí propio; la afectacion de sus gestos y modales os presenta un hombre lleno de sí mismo, que procede con excesiva compostura, como si temiese derramarse.
Esta confianza llegó a pecar de excesiva en algunas ocasiones. Al menos así lo pensó el P. Gil. Obdulia se autorizaba de vez en cuando algunas familiaridades que le chocaban, y en ocasiones llegaron a turbar momentáneamente la limpidez de su conciencia. Un día le habló de sus apuros económicos.
Si la fiera misma cede á los medios suaves ¿podrá sostenerse como aplicable al hombre el sistema draconiano, el régimen de la violencia, del dolor, de la venganza, de la severidad excesiva y de las penas preventivas?
Esta brusca aparición de Rosalinda en el preciso instante en que pensaba en su dueña, fue para Delaberge dulcemente sugestiva, tanto que le indujo a modificar sus primeros planes. Al salir por la mañana de Sol de Oro no pensaba hacer aquel mismo día su visita a la señora Liénard. Había decidido dejar pasar algunos días, temiendo que pareciese de mal gusto una prisa excesiva.
La excesiva confianza en este punto seria un seguro indicio de que no se comprende el estado de la cuestion: y la vanidad quedaria castigada, resultando convencida de ignorante. Con estas salvedades, permítaseme emitir algunas observaciones sobre esta cuestion misteriosa.
Por fortuna, la excesiva pequeñez de los silfos y su agilidad portentosa los salvan de tales monstruos. Claro está que lo infinito es siempre lo infinito, así en la mente de un silfo como en la mente de un hombre.
Sin embargo, una parte del misterio que en su imaginación había circundado a las Aliaga, se fue aclarando, como los contornos de una figura que parece fantástica en la penumbra y luego a la plena luz cobra una realidad más simple. Acaso la más linda era Laura. Unía la sensibilidad excesiva a cierta actitud de calma inalterable.
Palabra del Dia
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