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Mi estimado arcipreste: Suma alegría y regocijo nos han causado las noticias que en su última nos comunica, y es en verdad cosa para alabar á Dios el ver cuán fácilmente se van venciendo en ésa, como en todas partes, los obstáculos que antes parecían insuperables.

Este fin tuvo Berenguer de Entenza, nobilísimo por su sangre, y celebrado por sus hazañas, y por entrambas cosas estimado de Reyes naturales, y estraños.

Pero, en medio de los aplausos, no faltaron cortesanos y damas que en voz baja hablasen de un sujeto cuya ausencia no extrañaban aunque hacían sobre ella comentarios, tal vez piadosos, tal vez malignos. Era este sujeto el trovador Bernardín Riveiro, estimado como nuevo Macías. Nadie ignoraba su audacia, su fervoroso amor a doña Beatriz.

Sea como sea dijo Juanita , agradezco a ustedes mucho el favor que me hacen. Y guardándose en la faltriquera el otro documento después de haberío leído y estimado que estaba bien, se despidió de los mercaderes y se fue a su casa. Arrebatado yo por la corriente de los sucesos, por la importancia que les doy y por la rapidez con que quiero narrarlos, he descuidado la cronología.

Don Francisco, virey de tanta fama, Y en servicio del Rey muy estimado, Sabido este negocio, echa de rama, Y en breve grande ejército ha juntado. A gente de valor y suerte llama, Y el hecho con presteza concertado: La cordillera se entra muy pujante, Echando un caballero de delante.

De ordinario, no soy melancólico: al contrario, se me tiene por hombre feliz y regocijado. Yo no trato de desmentir mi fama, por si es merecida, y, sobre todo, porque nada me cuesta; y así vamos viviendo... y así soy, ni menos ni más. Conque ¿me conoce usted ahora? Aunque no con tantas señas, bien conocido le tenía a usted, y estimado en lo que merece.

Acordé construir allí mismo y sobre un terreno de propiedad particular el sepulcro que había de ser en lo sucesivo el objeto más estimado por nosotros.

Sebastián de Prado, á causa de su declamación excelente y de su hermosura personal, muy simpática al público, fué también estimado por sus buenas costumbres, y por su carácter distinguido en la vida privada. Sobresalía en la representación de papeles de primer galán ó amante, siendo su rival en ellos Antonio de Olmedo, hijo del otro Olmedo mencionado en el tomo anterior.

Especialmente las mujeres, con la historia eterna de almas heridas por afectos mal retribuidos, ó mal puestos, ó no bien apreciados, ó en consecuencia de pasión errada ó culpable, ó abrumadas bajo el grave peso de un corazón inflexible, que de nadie fué solicitado ni estimado, estas mujeres eran las que especialmente iban á la cabaña de Ester á consultarla, y preguntarle por qué se sentían tan desgraciadas y cuál era el remedio para sus penas.

Pero usted puede decirme algo respecto a esta extraña pesquisa de Blair; algo, quiero decir, que pueda ponerme en la senda de la solución del secreto. El secreto de cómo obtuvo su fortuna, dice usted, ¿eh? Por cierto. ¡Ah! mi estimado señor, eso no lo descubrirá nunca, fíjese bien, aun cuando llegue a vivir hasta los cien años. Burton Blair se cuidó bien de ocultar eso a todo el mundo.