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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Los límites de este edificio en lo antiguo debieron ser menos estensos que en el dia, y el aumento que recibió últimamente en la renovacion de 1772 fué, segun parece, por el lado del este el fondo de los pabellones, por el oeste, norte y sud los cuarteles de estos tres lados: y así nos lo hace presumir con sobrado fundamento un muro de bastante espesor, que corre generalmente por el interior en la longitud de los mencionados cuarteles, con un torreon circular de alto en bajo del edificio en el del norte, otro en el del oeste, otro en el del sud, y otro en el ángulo que forma el del norte con el del oeste, quedando todos cuatro ocultos en el interior del edificio.
Al menos no desmienten la impresion que aquí se recibe. Circuye al suntuoso edificio una gran galería de setenta columnas de un metro de espesor y diez de altura, sostenidas por un basamento de tres metros de elevacion. Un sólido cornisamento y un elegante ático coronan las setenta columnas, de órden corintio, las cuales nos hacen sentir la doble emocion de la majestad y de la fuerza.
El cristal que separaba el agua de la atmósfera tenía un espesor de millones de leguas: era un obstáculo insuperable entre dos mundos que no se conocen. Recordaba el marino la imperfecta visión de los habitantes oceánicos. A pesar de sus ojos abultados y movibles, que les permiten ver delante y detrás de ellos, su potencia visual sólo abarcaba cortas distancias.
Se conocía el punto de partida de Pepazos detrás de sus yeguas, y cierta querencia que éstas y otras del lugar tenían a determinados sitios de los altos; y una vez colocados los exploradores sobre aquel terreno, ni siquiera pusieron en duda la dirección que habían tomado las unas huyendo y el otro persiguiéndolas para «atajarlas». Por un palmo de nieve más o menos, no dejaba Pepazos de volver a su casa, por alejado que estuviese de ella y por muy negra que fuera la noche; y el no haber vuelto era señal de que cuando cayó en la cuenta de que estaba nevando de firme y pensó en volverse, el espesor de la nieve no bajaba ya de media vara, lo cual no podía haber ocurrido, según dictamen de los que habían visto «el aire de nevar» aquella noche, antes de las ocho y media o las nueve.
Entre la Panteleria y Sicilia, el suelo submarino se elevaba considerablemente, guardando sobre su dorso una capa acuática que en algunos puntos sólo tenía doce metros de espesor. Era el extenso banco llamado de la Aventura, hinchazón volcánica, doble isla anegada, pedestal submarino de Sicilia. También el banco de la Aventura pareció interesar al conde.
Circundaba toda la huerta una tapia de bastante espesor y elevación por donde trepaban la yedra y la madreselva cautelosamente hasta asomar sus hojas por encima como pilluelos que entrasen a robar fruta y tratasen antes de espiar al jardinero.
El agua que penetra por todas las rendijas en el espesor de la montaña y la que sube en vapor desde los abismos profundos, sirven de principal vehículo á esos elementos que se atraen y se rechazan después, arrastrados por el gran torbellino de la vida geológica.
La presencia de árboles grandes indica siempre, en la vertiente que los produce, tierra vegetal de bastante espesor y abundante agua de riego: de modo que, gracias á la distribución de bosques y praderas, pueden leerse de lejos algunos secretos de la montaña, siempre que el hombre no haya intervenido brutalmente derribando los árboles y modificando el aspecto del monte.
En la noche anterior no había ganado más que seis cuartos. ¡Había estado tan fría! Como que amaneció Madrid envuelto en una sábana de nieve de media cuarta de espesor. Y todo el día siguió nevando sin cesar un instante, lo cual les tenía sin cuidado a la mayoría de la gente, y fue motivo de regocijo para muchos aficionados a la estética.
Allí pululan los animálculos luminosos que, atraídos momentáneamente á la superficie, aparecen formando regueros, serpientes de fuego ó resplandecientes guirnaldas. En su transparente espesor debe estar alumbrado el mar acá y acullá con tales resplandores; las mismas aguas tienen cierto brillo, una semi-luz que se nota sobre los peces, así vivos como muertos.
Palabra del Dia
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