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Actualizado: 13 de junio de 2025


Asimismo procuran inculcar en la mente del vulgo un concepto fantástico de las enormes dificultades de su arte, suponiendo que para vencerlas son menester requisitos muy singulares, por donde, en ocasiones, el escritor o el artista que así quiere señalarse, incurre en pueril pedantería o en charlatanismo a la Dulcamara.

Para sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los estraños reinos''. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna.

En el Corbacho del Arcipreste de Talavera, escritor de aquel periodo, se habla de la representación de La Pasión en la iglesia del Carmen. Pero si en el reinado de D. Juan II hay escasez de datos relativos á la historia del teatro, es todavía mayor la que se observa en los años siguientes.

Nunca, estimada señora y bondadosa amiga, soñé con ser escritor popular. No me explico la causa, pero es lo cierto que tengo y tendré siempre pocos lectores. Mi afición á escribir es, sin embargo, tan fuerte, que puede más que la indiferencia del público y que mis desengaños.

Los prodigios de Aníbal contados por sus mismos enemigos, valen por cierto algo mas. ¿Cómo vemos narradas las revoluciones modernas? Segun las opiniones é intereses del escritor.

El crédito de este escritor ha bastado para hacer dudar de lo que nos parece evidente, ni se necesitan muchas pruebas para impugnarlo. Apoyaremos nuestras conjeturas en los hechos mas óbvios, porque lo que mas importa es popularizar una idea provechosa.

Ben Zayb tuvo inspiracion de profeta al sostener días pasados en su periódico que la instruccion era funesta, funestísima para las Islas Filipinas: ahora en vista de los acontecimientos de aquel viernes de las pasquinadas, cacareaba el escritor y cantaba su triunfo, dejando tamañito y confuso á su adversario Horatius, que se había atrevido á ridiculizarle en la seccion de Pirotecnia de la manera siguiente: De nuestro colega El Grito: «La instruccion es funesta, ¡funestísima para las Islas Filipinas

Verdad es que el escritor dramático que vive en Paris, que estudia la sociedad y la traduce en la escena, no encuentra á todas horas nobles tipos que retratar ... pero de todos modos las formas del diálogo, el público español, el público ingles, no las puede aceptar nunca. En España comprendemos de otro modo el teatro, será sin duda porque nuestra familia es otra.

Aquí, a la Maison; voy a ver si opero a mi amigaso Panchito Bengalí, ese escritor americano. Porque en Madrid hay siempre un americano operable, lo que en tal germanía o jerigonza quiere decir sujeto que da unas monedas fácilmente.

En aquel momento por las vueltas y revueltas del río, hablábase de su rectificacion y naturalmente de los trabajos de las Obras del Puerto. Ben Zayb, el escritor que tenía cara de fraile, disputaba con un joven religioso que á su vez tenía cara de artillero.

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