Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de junio de 2025


Usted lo ha dicho muy bien hace un instante: un desgraciado sufre injustamente y si no hago cuanto pueda por salvarlo, no tendré ni una hora de tranquilidad en la vida. Me alegro de haber confiado á usted mis debilidades, porque así me ayudará usted, si es preciso, á vencerlas y, Dios mediante, no nos quedaremos en el camino.

Si hubieramos de estar á aquel punto, á aquella estacion, á aquel estado en que encontró y navegó el rio Villarino, es menester confesar su inutilidad: pero si todo ello varía con la diferencia de tiempos, y con mas repetidas pruebas que dén una verdadera luz de los canales, arrecifes, saltos y corrientes del rio, demostrando el modo de vencerlas con otros auxilios, parece en algun modo extraño que con tanta viveza, sin esperar á distinto conocimiento práctico, se condene y falle por inútil un asunto que tanto interesa á nuestra felicidad.

»Conozco la nobleza y generosidad del corazón de usted, y que jamás se casará usted por mero cálculo; pero no soy tampoco tan irreflexivamente entusiasta que no entienda que, al dar paso tan importante como el de ligarse para siempre y formar una familia, no deban consultarse, pesarse y medirse las dificultades que ofrece la vida, y los recursos que hay para vencerlas.

Asimismo procuran inculcar en la mente del vulgo un concepto fantástico de las enormes dificultades de su arte, suponiendo que para vencerlas son menester requisitos muy singulares, por donde, en ocasiones, el escritor o el artista que así quiere señalarse, incurre en pueril pedantería o en charlatanismo a la Dulcamara.

Cuando estas ideas le sobrecogían, para vencerlas y olvidarlas se entregaba con furor al goce de lo presente, del poderío que tenía en la mano; devoraba su presa, la Vetusta levítica, como el león enjaulado los pedazos ruines de carne que el domador le arroja.

Por el contrario, se le había dejado en completa libertad de hacer todo cuanto le diera la gana; pero tan hastiado estaba de ser libre y de campar por sus caprichos, de romper, de manchar, de alborotar y de dar tormento impunemente a cuanto respiraba y se movía en su derredor, que ya solamente se entretenía con las contrariedades y las resistencias, por hallar el placer de vencerlas y de atropellarlas.

No son tan altivos que no quieran recibir nada de nadie; y ademas se reservan el derecho de explotar despues el negocio para formar su pomito de olor de vanagloria en que se puedan deleitar. ¿Es poco por ventura si el asunto sale bien, el gusto de referir todo lo que pensó el que le condujo, y la sagacidad con que conoció las dificultades, y el tino con que procedió para vencerlas, y la prudencia con que tomó consejo de personas entendidas, y lo mucho que el aconsejado ilustró el juicio del consejero?

He aquí la razón de que este primer ensayo de una historia del teatro español, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, tenga derecho á una crítica indulgente. Cuando resolví llenar este importante vacío en la historia de la literatura, no desconocí las graves dificultades que se oponían á mi proyecto, ni acaricié la necia ilusión de vencerlas con mis débiles fuerzas.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando