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Actualizado: 21 de julio de 2025


Fuera de esto, los hechos han de observarse de manera, que se eviten los errores que los sentidos ocasionan, y esto lo podremos hacer nosotros mismos con mayor satisfaccion que otros, de quien dudamos si han puesto la atencion necesaria.

"Herrera tomó tambien directamente de la copia escurialense, unas veces á la letra, otras en extracto, ordenando á su modo los asuntos, intercalando algunos trozos del libro sexto de la Historia natural y moral de las Indias del P. Acosta, pero dejando intactos muchos de los errores característicos de aquélla, el texto de los capítulos VI á XVII del libro III, y I al VIII inclusive del IV de su Década V."

Leyósele su sentencia con méritos; abjuró formalmente sus errores y fue reconciliado en forma, advertido gravemente, reprendido y conminado, condenado a cárcel y hábito por un año, y en confiscación de bienes. Jerónima Pomar, mujer de Pedro Juan Miró, mercante de oficio, natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cincuenta y nueve años, presa por delito de judaismo.

Esos monasterios conservadores fueron otros tantos monumentos a la religión, a la justicia y a la verdad. La manía de la perfección, de donde derivan todas nuestras desviaciones y todos nuestros errores, estaba a punto de renacer; el mundo iba a civilizarse quizás una vez más.

Pero aunque los fundamentos en que sustentaban su opinion estos economistas sonarian bien en los oidos de personas que estaban reducidas á pobreza, i deseosas por tanto de conseguir la mudanza de su estado i de conocer los medios suficientes para ello, no fueron tenidos entonces por ajustados á la razon, ni por obras de la verdad, sino nacidos de un amor á la patria encaminado por la torcida senda de los errores.

PANTOJA. Esa luz que usted cree inteligencia, no lo es. Es tan sólo el resplandor de un fuego intensísimo que está dentro: la voluntad. Con esta fuerza, que debo a Dios, he sabido enmendar mis errores. EVARISTA. Después de la confidencia que me hizo usted anoche, veo muy claro su derecho a intervenir en la educación de esta loquilla...

Mucho hay de eso dijo Ojeda con exaltación pero yo admiro al Almirante, fuese de donde fuese y tuviera la sangre que tuviera, como un soñador enérgico, que no descansó hasta levantar una punta del misterio que envolvía al mundo. Admiro en él sus errores estupendos y las teorías bizarras que por caminos tortuosos le llevaron hasta la verdad.

Ya se divertiría después; pero ahora pensaba en su responsabilidad; iba y venía, dirigía aquello como una batalla; se asomaba a veces a la puerta del comedor y rectificaba los ligeros errores del servicio con miradas magnéticas a que obedecían Pepa y Rosa como autómatas, disciplinadas a pesar de la expansión y la algazara, cual veteranos.

No sabemos si por estar inficionado de los últimos errores de la filosofía alemana, ó por su mismo natural refractario á toda idea teológica, es lo cierto que era muy poco respetuoso con los misterios de nuestra religión.

Por enfermedad suele hacerse tan profunda la imaginacion, que ocasiona muchísimos errores. Es de advertir, que algunas veces la enfermedad que daña la imaginacion, dexa al juicio sano y este corrige los errores y desórdenes de aquella. Otras veces la enfermedad del celebro daña la imaginacion y al juicio, y los que así padecen, yerran neciamente.

Palabra del Dia

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