Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de mayo de 2025
Aun conservaban en sus guardas la caricatura del maestro, don Román López, el pomposísimo Cicerón, como le llamábamos porque nunca hablaba del orador de Túsculo sin aplicarle rimbombante epíteto, y legibles todavía, notas, significados de inusitadas voces, sólo usadas de tal o cual poeta; listas de condiscípulos condenados a ser detenidos dos o tres horas, por no haber acertado con no sé qué dificultades horacianas.
Yo no voy a expresar ahora lo que Azorín ha sentido mientras llegaba a los senos de su espíritu esta música delicada, inefable. El mismo epíteto que yo acabo de dar a esta música me excusa de esta tarea: inefable, es decir, que no se puede explicar, hacer patente, exteriorizar lo que sugiere.
Los chicos, al oir el consabido epíteto, sonrieron maliciosamente, señal de que el apodo puesto al maestro por nosotros diez años antes, seguía en uso. Los bribonzuelos reían y se miraban unos a otros con caritas de diablillos regocijados. Vamos: prosiguió os doy la mañana, a fin de que celebréis la llegada de mi discípulo muy amado. Pero, oídme; nadie se irá hasta que suenen las doce.
Este proceder tan digno, le obligaba a él a usar de generosidad, no mentando en la conversación el nombre de la infiel, que en sus labios sólo podía ir acompañado de un epíteto injurioso. Pablito no se los escatimaba. Pero él comprendía muy bien que no debía seguirle. Mira, mañana a primera hora, te vas a Sarrió y llevas unas cartas que yo te daré, a Alvaro y don Rudesindo.
A Minghetti, que era un bohemio, sin saber de tal epíteto, no le daba vergüenza hablar de su pobreza, ni de las trazas picarescas a que había recurrido muchas veces para salir de atrancos.
Creo que esta irrupción de Jacobo infundió alguna reserva en los demás pasajeros, particularmente en los que procuraban hacerse más agradables al bello sexo. Inmediatamente uno de ellos se inclinó hacia la señora del velo, y al parecer la informó con un solo epíteto de la profesión de don Jacobo.
Del misticismo, por mucho que le pusiese en prensa allá en la mente, no sacaba ningún tertuliano el amor, sino un adjetivo, un epíteto, un atributo del amor.
Y ella misma no les haría asco. ¿Pues qué, no siendo con el conde de Onís, con quién mejor podía casar que con un hombre tan rico, tan formal, tan sano y tan ilustrado? Este último epíteto, proferido por Paco con grave continente, estuvo a punto de echar a perder el asunto, porque no faltó quien sofocase a duras penas la carcajada.
De ellas se murmuraba, con más o menos fundamento, que habían tenido también fruto, y no de bendición, del cual se habían desprendido o enviándole a la Inclusa o sabe Dios o el diablo de qué otra manera. El epíteto de Larga dado a Juanita no era sólo por herencia; sino que era también por conquista.
Palabra del Dia
Otros Mirando