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Actualizado: 21 de junio de 2025
En vez de creerle dañino, le considera útil para los hombres, los cuales se echarían a dormir y no harían nada memorable ni poético, si no se entregasen al diablo con frecuencia.
El había dado orden en sus cortijos y en todas las chozas de pastores de sus vastos territorios para que entregasen al Plumitas lo que pidiese; y según contaban mayorales y vaqueros, el bandido, con su antiguo respeto de hombre del campo por los amos buenos y generosos, hablaba los mayores elogios de él, ofreciéndose a matar si alguien ofendía al «zeñó marqué» en lo más mínimo. ¡Pobre mozo!
19 Y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola; mas temieron al pueblo. 20 Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, para sorprenderle en palabras, para que le entregasen al principado y a la potestad del gobernador.
El aspecto de ambos grupos inspiraba compasión y fomentaba la confianza y el descuido de los corsarios. Sin duda Morsamor y Fréitas querían rendirse anhelando sólo las menos duras condiciones. No intentaban hacer uso de las armas, aunque las tenían en las manos. A fin de que las entregasen, los corsarios se dividieron, dirigiéndose a un grupo y a otro.
Todos escuchaban con deleite esta voz de esperanza que refrescaba los corazones antes de que se entregasen á las angustias de la ruleta y el «treinta y cuarenta». Hablaba con la autoridad de un hombre bien relacionado y que puede saberlo todo. «Conocía á Wilson»; él mismo acababa de declararlo.
Estaba surto en el puerto otro capitan que iba á Méjico, y él en tierra con 150 hombres: el cual, habiendo sabido el robo de la muger, procuraba la paz entre nosotros y los de la ciudad, con que se les entregasen D. Jorge de Mendoza, la hija y la criada; y habiendo entrado el capitan Peyne y el gobernador de la isla en nuestro navio para egecutar lo pactado, D. Jorge les dijo, que aquella era su muger, y ella que su marido; y al punto se desposaron con gran dolor y tristeza del padre de la muchacha.
Es por ese respeto al semejante que siente todo espíritu superior; por la consideración de que la violencia debe ser evitada, ya que, si todos se entregasen a ella, la vida social desaparecería... Cuando este pensamiento, que hoy es el de unos pocos, se extienda, abarcando a toda la humanidad, los hombres vivirán por su propia conciencia, sin leyes y sin gendarmes, trabajando por deber social, sin necesitar del hombre como único resorte de actividad y de la explotación sin entrañas como único medio de descanso.
Entretanto llegó un aviso cierto, que los Portugueses se habian apoderado de las colonias del rio Yaguy, y que intentaban pasarlo; y que, habiendo hecho señal con un cañon de los mayores, llamaban á los indios para que hablasen, se entregasen y sugetasen.
Parece que la moza, que era beata de hábitos, no sólo se contentaba con su pacto diablesco, sino que inducía á las jóvenes á que se entregasen á Satanás, sin duda porque á ella le iba muy bien con aquella compaña.
Marché, y como á las once y media del dia, llegué al Fuerte de San Carlos que dista 7 leguas, en que me detuve el rato preciso para separar y hacer se quedasen en él aquellos soldados de su guarnicion que me habian seguido en la expedicion, y á que otros, que habian al paso tomado armas allí, las entregasen á disposicion del Comandante, como se hizo: y marché á la estancia de Correa, que dista dos leguas, en que me detuve hasta el dia siguiente.
Palabra del Dia
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