Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
No tardó en presentarse Federico de Tarlein. Me dijo brevemente que el Rey deseaba verme, y juntos cruzamos el puente levadizo y entramos en la que había sido cámara del duque Miguel. El Rey yacía en el lecho, tendido por el médico que nosotros habíamos llevado a Tarlein y que se apresuró a decirme en voz baja que abreviase mi visita. El Rey me tendió la mano y estrechó la mía.
En el cristal del almacén, escrito con letras negras, se leía un nombre medio borrado: Fermín Itchaso. Entramos en el establecimiento el capitán de la Dama Zuri y yo. Hablé yo con un hombre joven que nos salió al encuentro, y que no comprendía el vascuence. El capitán, paisano mío, no sabía el francés, y quería entenderse directamente con el comerciante.
Cuando llegamos arriba y entramos, no sin trabajo, en la tribuna, la pobre muchacha mostraba en sus asombrados ojos y en el encendido color de sus mejillas, la viva emoción que espectáculo tan nuevo para ella le produjera. Al abarcar con la vista la iglesia-salón, observé la tribuna de señoras, la de diplomáticos, y no vi a las dos muchachas ni a lord Gray.
Tan luego como entramos en una ciudad que desconocemos del todo, y un cuarto de hora despues de establecernos en un hotel, salimos á la calle, y sin guias, sin commissionnaires, solos completamente, avanzamos en la direccion que mas nos place.
A las nueve de la noche entramos en Atimonan; de este á Gumaca hay 21,50 km. Atimonan se llamaba en lo antiguo un llano que se extiende en una ensenada de las costas de Lamon; y en aquel sitio se resguardaron por los años de 1635 los pocos seres que pudieron escapar de las llamas de Cabullao, pueblo que fué reducido á cenizas por los piratas moros.
Llegamos tratando en ello a su casa. Entramos; yo me ofrecí mucho a su cuñado y hermana, y ellos, no persuadiéndose a otra cosa sino a que yo venía convidado por venir a tal hora, comenzaron a decir que si lo supieran que habían de tener tan buen huésped que hubieran prevenido algo.
Consagramos algunas líneas al tratar de cada medicamento para indicar las dósis, por lo que ahora no entramos en detalles posológicos.
Entramos en ella, y díjome: -No es alcázar la posada, pero yo os prometo, sobrino, que es a propósito para dar expediente a mis negocios. Subimos por una escalera, que sólo aguardé a ver lo que me sucedía en lo alto, para si se diferenciaba en algo de la horca. Entramos en un aposento tan bajo que andábamos por él como quien recibe bendiciones, con las cabezas bajas.
El señor no está nos dijo. Creyendo que nos engañaba, empujé puerta y portero para abrir paso, y entramos diciendo: Sí está. Me consta que está.
A la salida del pueblo dejamos un puente de piedra bastante bien conservado, y entramos en una recta y espaciosa carretera. El camino de Sariaya á Tiaong, difiere completamente del resto de los que se encuentran en la localidad; verdad es que de la cabecera á aquel pueblo, forma la provincia un saliente que hay que retornar cuando se trata de dar á aquella la vuelta.
Palabra del Dia
Otros Mirando