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Actualizado: 16 de junio de 2025
«¿Quién hace caso de la imaginación? prosiguió él, oyéndose, y muy satisfecho del efecto que creía causar . Cuando la loca le alborote a usted, no se dé por entendida, hija. ¿Haría usted caso de una persona que pasara ahora por la calle diciendo disparates? Pues lo mismo es, exactamente lo mismo. A la imaginación se la mira con desprecio, y se hace lo contrario de lo que ella inspira.
Pero sentía un remordimiento vivísimo que por algún tiempo le hacía suspirar y quedarse meditabundo. Nada afligía tanto su honrado corazón como la idea de que Barbarita se enterara de aquel chasco del Viático. Afortunadamente, o no lo supo, o si lo supo no se dio nunca por entendida. iii
La vieja se dolió de los malos tratos que el padre la daba, y refirió al joven la historia de todos los disgustos que con su cuñado había tenido, achacándolos al carácter díscolo y egoísta de éste: habló con enternecimiento de su difunta hermana, que había sido muy desgraciada: no se dio por entendida de la escapatoria ni de la clase de interés que su sobrina podía inspirar al joven cortesano.
Ya que no pudo conseguir esto el buen cathecumeno, quiso que á lo menos en prenda de su promesa, le diese una pequeña cruz para traer al cuello y para muestra de otras que quería fabricasen sus vasallos, porque entendida la virtud de aquel santo Leño, quería ponerla en todas partes, para que por su respeto no osase el demonio causarles algún daño en la vida ó hacienda.
Lo cual demuestra que la civilización bien entendida no la rechazaba el clero, así parroquial como catedral de la Vetusta católica de Bermúdez.
Llegaron con estas fuerzas á Anchirao, y de allí con gran valor y confianza, que sí lo dice Pachimerio, fueron á sitiar á Germe; lugar fuerte donde los Turcos estaban, y entendida por ellos la resolucion, con sola la fama de su venida dejaron el lugar, y se retiraron. Pero no pudo ser esto tan á tiempo, que su retaguardia no fuese gravemente ofendida de los Catalanes.
Aquellos hombres, que habían visto sin alarmarse, durante muchos años, cómo cundían y se propagaban ciertas tendencias niveladoras, y cómo se iba rebajando poco a poco el carácter nacional, corrompiendo aquel conjunto de cualidades que un día hicieron del tipo español «el modelo proverbial de los caballeros»; aquellos hombres, digo, que habían visto todo esto y mucho más, sin temblar por el día siguiente, observaron una vez que las predicaciones, que las tolerancias, que las concesiones, que toda aquella política de ancha base que encomiaban a destajo y en la cual creían sin conocerla, estaba dando ya sus frutos naturales y lógicos; que aquellas muchedumbres por las que nada habían hecho ellos nunca, y de las que jamás se habían acordado sino para explotar su trabajo a cambio de un mezquino pedazo de pan, se alzaban imponentes, en virtud de las alas que les prestara una libertad mal entendida; que aquella canalla, como ellos llamaban a la multitud desheredada cuando ésta era dócil, se aprestaba, con la tea en la mano, a imponerse al mundo entero y a transformar, en un instante dado, el modo de ser de la familia y de la sociedad.
Hiciéronse las bodas con la solemnidad de personas Reales; porque el valor de Roger pudo igualar la nobleza de la mujer. Era María hija de Azan Príncipe de los Búlgaros, y de Trene hermana de Andronico, de quince años de edad, hermosa y por extremo entendida.
Es más: la poesía erótica es tan bella, entendida y realizada así, que, lejos de condenarla, la religión, por severa y espiritual que sea, ha solido valerse de sus frases vehementes y de sus acentos apasionados, para expresar los éxtasis y arrobos místicos, y los más sublimes misterios, aspiraciones y raptos del alma hacia lo infinito y lo eterno.
Ni siquiera el egoísmo nacional, a falta de más altos impulsos; ni siquiera el exclusivismo y el orgullo de raza, que son los que transfiguran y engrandecen, en la antigüedad, la prosaica dureza de la vida de Roma, pueden tener vislumbres de idealidad y de hermosura en un pueblo donde la confusión cosmopolita y el atomismo de una mal entendida democracia, impiden la formación de una verdadera conciencia nacional.
Palabra del Dia
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