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Actualizado: 5 de mayo de 2025


Solamente los murmullos de aprobación con que fueron acogidas las palabras del joven le sacaron de su ensueño y entonces comprendió que se le atacaba de frente. Señores objetó con suave tono, comprendo muy bien su impaciencia, pero las formalidades administrativas van menos de prisa que sus deseos. Hecha está mi opinión en este asunto y expresada la tengo en mi informe dirigido al ministro.

Sus orillas cubiertas de una vegetacion tan lujosa como activa, están habitadas por una nacion muy notable; tales son los Guarayos, que realizan en América, por su franca hospitalidad y por sus costumbres sencillas y enteramente primitivas, el poético ensueño de la edad de oro.

Mas ¿qué quieres, Elisa, que te diga, si, aunque de mente inquieta, no soy, por mi desgracia, hermosa amiga, soltero ni poeta? Me sentía morir, y quise verla, darle mi maldicion; y... vino... y sus ojos, y... le dije... «¡Que te bendiga Dios!» «¡La amoyo me decia loco, embriagado en su recuerdo hermoso, y «¡la amorepetia. ¿Dónde se fué el ensueño venturoso que en su amor me forjé?

Estaba recorriéndole con toda la melancolía de un ensueño interrumpido, cuando han venido a pedir noticias mías el padre Tomás, la de Ribert y Genoveva. Les he leído unos pasajes de mi precioso cuaderno, y el padre Tomás me aconseja que le continúe. ¿Qué voy a continuar? pregunté. ¿Se continúa lo que está acabado? ¿Cómo que está acabado?...

Los dos servios son jóvenes y parecen satisfechos de que las aventuras de su patria les hayan arrastrado hasta París, ciudad de ensueño que tantas veces ocupó su pensamiento en la bárbara monotonía de una guarnición del interior. Ambos «saben relatar», habilidad ordinaria en un país donde casi todos son poetas.

Estudiando con calma la marcha de la historia, vemos al ideal de cada siglo convertirse en la realidad del siglo siguiente, vemos el ensueño del utopista adquirir forma precisa, para hacerse necesidad social en la voluntad de todos. Con la imaginación podemos ya contemplar la fábrica y los campos que la circundan tal cual el porvenir los habrá cambiado.

Aquel año pudieron al fin realizar su ensueño: vivir en poblado, en su casa de tabla, en el barrio de Sagpang y el padre y el abuelo pensaron en dar alguna educacion á los dos hermanos, sobre todo á la niña, á Juliana ó Julî como la llamaban, que prometía ser agraciada y bonita.

Y ahora, ¡absurdo cambio de opinión!, me digo muchas veces: No vale la pena de vivir fuera de aquí. Hace un mes no quería pensar en quedarme en Lúzaro; me parecía una locura cambiar esas horas de indolencia y ensueño de los días de navegación, por la vida de un pueblecillo triste, aburrido, lleno de preocupaciones y de mezquindades.

Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo, ¡salud! te grita el alma que pronto va a partir. ¡Salud...! ¡Oh, que es hermoso caer por darte vuelo, morir por darte vida, morir bajo tu cielo, y en tu encantada tierra la eternidad dormir.

Palabra del Dia

commiserit

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