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Actualizado: 3 de junio de 2025
A mí no me salen más que emplastos, que lo mismo pueden ser peñascales que arboledas o que nubes de granizo... Suba usted esta tarde, si no tiene mucho que hacer... Y subió Leto por la tarde. Otro día le dijo en la botica: He echado a perder aquello que dejó usted empezado para que yo lo continuara. Suba usted esta tarde para enmendarlo, si es que tiene enmienda. Y subió Leto también.
Si tiene el cielo dada la sentencia De que en este rigor fiero acabemos, Revoquela, si acaso la merece La justa enmienda que Numancia ofrece. Salen primero dos Soldados Numantinos MORANDRO, y LEONCIO. Morandro amigo, á do vas, O ácia do mueves el pie? Si yo mismo no lo sé, Tampoco tu lo sabras. Cómo te saca de seso Tu amoroso pensamiento? Antes despues que le siento Tengo mas razon y peso.
Nos da a Shakspeare tal cual es: con sus defectos y con sus bellezas; con sus aciertos y con sus extravíos; con sus bajezas y sus sublimidades. Por D. Jaime Clark va a tener el público español al propio Shakspeare, sin cambio, ni enmienda, ni disfraz alguno, en nuestra lengua castellana.
Cuando el empresario, descontento de él, quería castigarle, abría la puerta a la pillería que vagaba por los alrededores de la plaza, y el pobre hombre desesperábase y prometía enmienda, para que esta irrupción de extraños no se encargase de su trabajo.
Vate apocalíptico amenaza con destrucción y muerte, ruina e incendio, las instituciones, los altares y los tronos y cuanto hoy descuella sobre la faz del mundo y mantiene el orden, más o menos digno de censura o más o menos capaz de lenta modificación y de enmienda, dentro del cual vivimos todos.
Vuestra merced me perdone y se duela de mi mocedad, y advierta que sé poco, y que si hablo mucho, más procede de enfermedad que de malicia; mas, quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda. -Maravillárame yo, Sancho, si no mezclaras algún refrancico en tu coloquio.
A ti, Fortunata, te miré con indilugencia entre las descarriadas, porque volvías a Mí tus ojos alguna vez, y Yo vi en ti deseos de enmienda; pero ahora, hija, me sales con que sí, serás honrada, todo lo honrada que Yo quiera, siempre y cuando que te dé el hombre de tu gusto... ¡Vaya una gracia!... Pero en fin, no me quiero enfadar.
La discordia había entrado ya en su casa, y el hombre que debía ser su panegirista al otro día, acababa de llamarle ¡estúpido! a sus barbas, y probablemente se lo repetiría muy luego en letras de molde. ¡Oh!..., ¡si le hubiera sido posible retirar del Congreso su proposición! ¡Si el demonio no le hubiera tentado para presentarla! ¡Si, a lo menos, los compromisos de su posición jerárquica le hubieran permitido retardar unos días el rompimiento!... Pero ya no tenía enmienda.
Opinion de Kant. Fórmula del principio. Opinion del filósofo aleman. Juicios analíticos y sintéticos. Antigüedad de esta distincion. Enmienda de Kant en la fórmula del principio. No tiene fundamento. Equivocacion en la fórmula de Kant. Aplicaciones. Rectificaciones. CAPÍTULO XXI. Si el principio de contradiccion merece el título de fundamental, y en qué sentido.
Cansóme aquel ejercicio, no por ser trabajo, sino porque veía en él cosas que juntamente pedían enmienda y castigo; y como a mí estaba más el sentillo que el remediallo, acordé de no verlo, y así, me acogí a sagrado, como hacen aquellos que dejan los vicios cuando no pueden ejercitallos, aunque más vale tarde que nunca.
Palabra del Dia
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