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Actualizado: 19 de octubre de 2025


Por muy sensible que me sea el decirlo, es lo cierto que las fieras del Municipio no cumplen debidamente con su cometido. ¿Para qué han sido traídos estos animales de los desiertos de África y Asia a costa de mil sacrificios pecuniarios? Ya hemos dicho que para infundir energía y vigorizar al pueblo y al ejército.

Ambas naturalezas se compenetran, formando la aleación más eficaz y práctica para grandes masas de distinguidos, que aparentan energía social y sólo son materia inerte que no sirve para nada.

Porque se puede prever, desde ahora, la universal superabundancia de capacidad humana para los problemas de la vida humana, que sobrevendrá cuando hayan desaparecido del todo, con la clase sacerdotal que los explota, los problemas de la vida futura, que hoy consumen todavía parte tan considerable de la energía humana en costosas ceremonias absolutamente inútiles y en afanes sobre el vacío para hallar las más diversas y disparatadas soluciones ilusorias de lo insoluble.

Para Raimundo, esa inclinación tímida y anhelante del adolescente llena de zozobras y melancolías, se fundió con el amor de la edad viril, apetitoso y sensual. ¿Qué extraño, pues, que absorbiera toda la energía de su ser, toda su inteligencia y todos sus sentidos? Desde aquella noche memorable no volvió a pensar más que en Clementina.

El sevillano de aquella clase no soporta ni una mirada advenediza dirigida á su chica ó su guapa moza, como las llaman. Si como marido es á veces tolerante y se humaniza, como amante lleva los zelos hasta la ferocidad ó el ridiculo. Eso prueba que la vanidad entra por mucho, y muy poco el amor verdadero, en la energía con que defiende su posesion ó monopolio.

En La bella mal maridada y en El maestro de danzar, encontramos al maestro consumado en desenvolver una fábula, y en exponerla con calor y energía.

Un tal Gabriel Cornejo dijo Montiño dominado por doña Clara. ¿Y quién es ese hombre? dijo doña Clara poseída de un terror instintivo. Montiño se arrepintió de haber pronunciado aquel nombre, y no se atrevió á contestar. ¿Quién es ese hombre? repitió con energía doña Clara. Es... un pobre diablo... un prendero del Rastro... contestó tartamudeando Montiño.

Magdalena extendió hacia él sus brazos, tratando de incorporarse pero aquel esfuerzo superaba a su energía y volvió a caer sin fuerzas sobre la almohada. Cuando vio esto Amaury se desvaneció su aparente tranquilidad y aterrado por su palidez y enflaquecimiento lanzó un grito y se abalanzó a abrazarla.

Porque yo no he venido aquí a perder el tiempo echándote sermones declaró Benina desplegando toda la energía de su acento . Si te empeñas en ayunar, me voy ahora mismo. Comier ... Los dos. He venido a verte, y a que almorcemos juntos. ¿Casar migo? ¡Ay qué pesado el hombre! Pareces un chiquillo.

El Nuevo Mundo descubierto, y algunas otras. Otra es la índole de las comedias, cuya acción se supone ocurrir en los últimos períodos de la Edad Media en España. Con la misma verdad con que en las anteriores se describen sus costumbres sencillas, con igual grandiosidad y energía se retratan en éstas los personajes más sombríos de una época de degeneración y de desorden.

Palabra del Dia

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