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Actualizado: 17 de junio de 2025
La odontalgia se alivia por la aplicacion de paños calientes, y se agrava por la presion de los dientes de ambas mandíbulas; el dolor pasa por todos los grados, desde la sensacion de dentera como por ácidos, hasta violentas dislaceraciones. Las encías están encendidas ó pálidas, el epitelio corroido; sangran fácilmente.
La condesa se incorporó y estuvo buen rato paseando la vista por los objetos que en torno suyo yacían con insistente y extraña curiosidad, como si la hubiesen trasportado durante el sueño á un paraje que jamás hubiera visto. Tenía las mejillas encendidas: sus ojos brillaban de un modo sombrío debajo de la primorosa cofia que mantenía prisioneros los cabellos.
Lámparas y bujías encendidas. Hay teléfono. Manolita sola. Inquieta, yendo y viniendo de un extremo a otro, había consigo misma. Mucho quiero a mamá. No faltaba más que yo no la quisiera. El cuarto honrar padre y madre. Además, harto fácil es para mí cumplir este mandamiento. No estoy resentida, sino agradecida de que me haya tenido cerca de tres años en el colegio.
Hubieran semejado dos estatuas de bronce, si no se hubiera sentido el resoplido de la fatigada respiración de los combatientes y si no se hubiera visto correr abundante sudor por sus encendidas mejillas. ¡Quién sabe cómo hubiera terminado aquel combate! Mal hubiera terminado, sin duda, si no llega precipitadamente el abad y logra al punto separarlos.
Eppie quitó el brazo de atrás de la cabeza del tejedor y adelantó un paso. Sus mejillas estaban encendidas, pero no era de falso rubor: la idea de que su padre estaba sumido en la duda y, la angustia le había quitado esa especie de conciencia de sí misma.
Don Álvaro daba el brazo a la Marquesa, y delante de ellos, detenida por la conversación de doña Rufina iba Anita, mordiendo hojas del boj de los parterres, con la frente inclinada, los ojos brillantes y las mejillas encendidas.
Al poco tiempo de ejecutar esta tarea, algunas gotas de sudor empezaron á correr por su frente. ¡Si vierais cómo trabaja la señora condesa! dijo el mayordomo á las mujeres de abajo. Así, así; hoy ganará su jornal respondió una. La condesa reía. Tenía ya las mejillas encendidas como la grana. Toda su sangre de aldeana parecía fluir á ellas velozmente cansada de agitar el corazón.
Excepto la entrada de los emigrados en la plaza del Vaticano, entre un bullicio indefinible de pueblo y millares de hachas encendidas, así como la iluminacion instantánea de la cúpula de la gran Basilica en la noche de San Pedro: exceptuadas estas dos ocasiones, repito, no he experimentado nunca un sentimiento en que más participara de esa especie de éxtasis con que adormece nuestro ánimo la percepcion de lo maravilloso.
Corrió el toro, sorprendido del ataque, acelerando su fuga, como si con ésta pudiera librarse del tormento, hasta que de pronto comenzaron a estallar en su cuello secas detonaciones semejantes a tiros de fusil, volando en torno de sus ojos las encendidas pavesas de papel.
Dilátanse a uno y otro lado las estrechas paralelas de los surcos cubiertas por mieses amarillentas o verdosas, y esmaltando el gris oscuro de los secos terrones, crecen profusamente las encendidas amapolas, los azulejos pálidos y las margaritas de botón de oro.
Palabra del Dia
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