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Actualizado: 3 de septiembre de 2025


El viaje le podía costar caro si duraba mucho tiempo. Lo difícil no era encontrar un colega que se encargase de la duquesa y de los demás enfermos; pero París es una ciudad donde los ausentes no hacen carrera y aquel que no se exhibe todos los días es pronto olvidado.

Pero comparecer juntos ante él y decirle: «¡Perdónanos, hemos pecado!...» no es posible; sería un espectáculo demasiado teatral; y el que se encargase de hacer esa confesión tendría sobre su cómplice una gran ventaja; estando igualmente unidos a Martín, el primero que rompiese el silencio pasaría necesariamente por el más sincero y el menos culpable.

Es curioso el cánon 22 del concilio de Aquisgran, que previene todo lo que constituye el vestuario del monge. Encárgase en él al abad que á cada religioso los efectos siguientes: dos camisas, dos túnicas, dos cogullas, dos escapularios, cuatro pares de calzas, dos de calzoncillos, dos de zapatos.

»En fin, yo me determiné de fiarme de un renegado, natural de Murcia, que se había dado por grande amigo mío, y puesto prendas entre los dos, que le obligaban a guardar el secreto que le encargase; porque suelen algunos renegados, cuando tienen intención de volverse a tierra de cristianos, traer consigo algunas firmas de cautivos principales, en que dan fe, en la forma que pueden, como el tal renegado es hombre de bien, y que siempre ha hecho bien a cristianos, y que lleva deseo de huirse en la primera ocasión que se le ofrezca.

Cuando el empresario, descontento de él, quería castigarle, abría la puerta a la pillería que vagaba por los alrededores de la plaza, y el pobre hombre desesperábase y prometía enmienda, para que esta irrupción de extraños no se encargase de su trabajo.

Moreno se conmovió de tal modo por esta muestra de confianza, que hubo de llevarse una mano á los ojos. Luego se levantó para oprimir fuertemente la diestra del italiano y con palabras entrecortadas fué expresando su voluntad de cumplir fielmente todo lo que le encargase. Juraba dedicarse al cuidado de la hija y la fortuna de su amigo si éste moría al día siguiente.

Trabajó horas extraordinarias, bebió menos, fué reuniendo economías, pues deseaba hacerse perdonar con su generosidad el retraso en el pago de la deuda. Al mismo tiempo buscaba un hombre que se encargase de ir á depositar la cantidad sobre la tumba del desierto.

Quería ser como de niño; que su madre se encargase de todo, él se dejaría llevar sin resistencia ni movimiento por la corriente de su destino. Pero esta resignación se rasgaba a veces con arranques de protesta, con palpitaciones violentas de pasión. Comenzaban a florecer los naranjos. La primavera hacía densa la atmósfera.

Palabra del Dia

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