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Actualizado: 9 de junio de 2025


En cuanto á la mendicidad, la organizacion comunal la evita con su prevision, la libertad del trabajo la conjura, la ley la prohibe severamente y la emulacion de los cantones la desacredita. No he visto algunos mendigos sino en Friburgo, que fué el cuartel general de frailes y jesuitas.

Tocaba ya por ganar la pitanza, medio dormido, como sus compañeros, sin fe, sin emulación, apenas conservando un poco de cariño melancólico y de respeto supersticioso a la buena música, a la antigua, despreciando las novedades que traían las compañías de algunos años a aquella parte.

Honrosa fue la capitulación que firmó el Gran Maestre Felipe de Villiers de Lisle Adan, quien salió con armas y banderas desplegadas y con cinco mil personas que le siguieron. La noble emulación entre los Caballeros de las ocho lenguas, su espíritu militar y su ardiente fe religiosa, dieron aspecto de triunfo a aquella pérdida, hermoseándola con palmas y laureles.

Sois alma del deseo, ser de la vida, vida de la muerte, adorno del trofeo, centro del sabio, corazon del fuerte, y el que una vez os trata triunfa del vicio y la delicia mata. ¡O albergue soberano, emulacion de cuantos chapiteles el griego y el romano fundaron, duplicando los Babeles: vuestra quietud dichosa es cifra de la mano poderosa.

La pasion dirigida por la razon se elevó hasta el heroismo; entregada á su ímpetu ciego, se ha degradado hasta el crímen. La emulacion es un sentimiento poderoso, excelente preservativo contra la pereza, contra la cobardía, y contra cuantas pasiones se oponen al ejercicio útil de nuestras facultades.

Procuraba al mismo tiempo, por medio de la Reina, la soltura de su mujer é hijos, detenidos en Madrid; pero tenía emulación con M. Edmondes, agente especial del Conde de Essex, estorbándose uno al otro: el Rey empezaba á cansarse de las singularidades de Pérez, y los más de los hombres con que esperaba contar le enseñaban ya los dientes.

De esto nacieron las crueldades entre los de esta nacion, de quitar la vista, las orejas, y las narices, proscripciones, destierros, muertes por vanas sospechas imaginadas, ó fingidas, para quitarse el miedo de la emulacion, y las mas veces fueron oprimidos de lo que nunca temieron.

El Ariosto, el Tasso, Petrarca, eran el permanente norte de su emulación. Sin embargo, aun poseyendo el inagotable torrente de inspiración de todos sabido, aun siendo dueño de un muy grande saber de humanidades, de una erudición muy extensa, jamás acertó Lope a componer obra alguna de este tipo que pueda decirse afortunada.

Antes de que cumpliera los quince años, don Íñigo la había prometido en casamiento a su primo Lope de Alcántara, con quien le ligaba, fuera de un fraternal afecto, una noble emulación en la fidelidad y el sacrificio. Era el tal Lope un caballero cincuentón de infelice rostro, y sólo adornado de las más severas virtudes.

Y en el fondo de su corazón nació un gran respeto a par que una inmensa gratitud hacia aquella piadosa mujer, que le libertaba de las garras del demonio. Escuchó con atención el prolijo relato de sus visiones, y armado de santa emulación emprendió de nuevo con más ardor, si no con más fe, el camino de las mortificaciones, que había abandonado mientras gimió en la servidumbre de la duda.

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