Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de junio de 2025
¿Entre qué gentes estamos? me dijo el extranjero asombrado. ¡Qué modos tan raros se usan en este país! ¡Oh! es casual le respondí algo avergonzado de la inculpación, y seguimos nuestro camino. El día había empezado mal, y yo soy supersticioso con estos días que empiezan mal: acaban peor. Tenía mi amigo que arreglar sus papeles, y fue preciso acompañarle a una oficina de policía.
Lo que sí te prometo es que, ese día, el día que yo le cobre las cuentas a Eneene de la manera que te he indicado, hago saltar la Bolsa en seguida, y si no ese día, la víspera, cuando no haya empezado el alboroto todavía: he de elegir la hora en que todos los especuladores estén reunidos tramando sus picardías: ¡ya subirán todos más alto que el mismo oro! te lo advierto, para que te cures en salud y no vayas por allí.
Detenerse en esta mitad es caer, es peor que volver atrás, es peor que no haber empezado. Hay que optar entre los dos extremos: ó seguir adelante, ó maldecir la hora en que hemos nacido. Lázaro notó, mientras pronunciaba estos párrafos, que entre las mil figuras del auditorio, y allá en lo obscuro de un rincón, había una cara en cuyos ojos brillaban el entusiasmo y la ansiedad.
De los informes que Cordero buscaba, nada podía darle Genara, porque nada había sabido después de la salida de su esposo enfermo y demente del hospital militar de Pamplona. La señora no pensaba más que en huir, huir de aquel azote de Dios que había empezado hiriendo a los pobres y pronto descargaría sobre los ricos. Ya había casos, sí, ya había casos de gente acomodada.
En el siglo último era un pueblo anémico; hoy figura entre los primeros, desde el punto de vista de la energía y de la resistencia; estamos muy lejos de igualarlos nosotros los franceses, sedentarios o burócratas, que hemos empezado recientemente a comprender el lugar que debe ocupar la gimnástica en la educación. Tiene usted razón, los sports son excelentes para la juventud.
JULIETA. ¿Estuviste también de juerguecita...? RAQUEL. ¡Estuve bailando con los norteamericanos hasta las dos de la madrugada...! No sé dónde tengo las piernas... ¡Y este endiablado estudio apenas está empezado...! ELSA. ¡A mí me da miedo pensar que tengo que cubrir de color este lienzo...! Lo único que me interesa de todo esto son los calzoncillos, porque es lo más fácil de hacer.
La lectura de este libro me ha interesado mucho, porque precisamente fue escrito en el año 1788, época en que yo debí, en compañía de mi madre, haber hecho un viaje por aquellos lugares; con bastante disgusto mío, hubimos de detenernos en casa de unos parientes que teníamos en Limoges, que tenían unas posesiones a seis leguas de la ciudad; pasamos allí una temporada; llegó la primavera y con ella la noticia de que la duquesa de Orleans necesitaba de la compañía y los consejos de mi madre, pues la Revolución había empezado en París. ¡Lástima grande haberme perdido este viaje a los Pirineos!
Apenas había empezado a subir la escalera que conducía al cuarto de Oliverio me detuvo no sé qué extraño presentimiento confuso. El corazón me latía violentamente. Bajé, atravesé sin hacer ruido la antesala que estaba desierta, y me deslicé por uno de los caminos que conducían del patio al jardín.
Sus lances y aventuras se representaban en teatros de muñecos, en ferias y mercados, y encantaban al pueblo. Poetas de valer habían ya gustado del asunto y del personaje legendario, y habían tratado de escribir o habían escrito dramas sobre FAUSTO. El ilustre Lessing había dejado empezado un FAUSTO, en drama.
Todos ellos recordaban su visita á la Galería da la Industria, y tenían al Hombre-Montaña por un animal enorme, cuya inteligencia estaba en razón inversa de su grandeza material. Gillespie había empezado por segunda vez la vuelta del edificio. Deténgase aquí, gentleman dijo de pronto Ra-Ra, ahogando su voz. Edwin no comprendió tales palabras. ¿Qué deseaba este pigmeo, cada vea más exigente?...
Palabra del Dia
Otros Mirando