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Debe haber una equivocación pensó Martín . No es posible otra cosa. Subieron la escalera, el criado levantó una cortina y pasó Zalacaín. Sentada en un sofá y hojeando un álbum, había una mujer desconocida, una mujer pequeña, delgada, rubia, elegantísima. Perdone usted, señora dijo Martín , creo que usted y yo somos víctimas de una equivocación...

La mezquita de Córdoba es acaso el primer monumento en que se empleó el arco ultra-semicircular ó de herradura en España, y el único que presenta esa estraña, ligera y elegantísima combinacion de arcos sobrepuestos, que hará de él uno de los ejemplares mas preciosos é inestimables del arte monumental mientras se culto al genio y á la poesía en el mundo.

La granada tomaba las proporciones de una colosal esfera, y la rajadura, una risa infernal, por donde se escapaban brasas y llamas. Por primera vez Basilio se dejaba llevar del espanto y perdía su sangre fría por completo. Simoun, entretanto, atornillaba sólidamente un curioso y complicado aparato, ponía el tubo de cristal, la bomba, y coronaba el todo con una elegantísima pantalla.

Le he ofendido... no diga usted que no le he ofendido; pero no haga usted caso; lo que he dicho sólo son tonterías. ¡Qué modo de agradecer lo que usted hizo por aquella noche!... No: ¡pero si usted es muy guapo... y muy distinguido... y hará usted una gran carrera política!... Será usted un personaje y se casará en Madrid con una muchacha elegantísima.

Con esmero redoblado y gusto exquisito escogió una toilette elegantísima, con ese estudio de los pequeños detalles que se observa en los grandes genios y acredita en ellos el conocimiento práctico del terreno que pisan.

La condesa de Busdonguillo, dama elegantísima al presente, en otros tiempos señorita cursi de las que pasan las primaveras en el Retiro, los veranos en el Prado y los inviernos en torno de una camilla con lámpara de petróleo haciendo flores de trapo o redondeles de crochet, mientras alguno de los presentes cuenta lo que en la corte se dice cuidando de disfrazar la crónica escandalosa de modo que no dejen de enterarse las niñas de la casa.

Salíamos de la plaza de la Recoleta para entrar en la calle larga, cuando nuestro carruaje se cruzó con una victoria elegantísima, tirada por una fogosa pareja de alazanes y dirigida por un cochero de una corrección irreprochable. Repantigadas cómodamente en el amplio asiento, iban dos mujeres distinguidísimas, cuyo saludo apenas tuvimos tiempo de contestar.

¡Qué elegantísima Fernanda! exclamó el conde en voz baja, inclinándose con afectación. La bella apenas se dignó sonreír, extendiendo un poco el labio inferior con leve mueca de desdén. ¿Cómo te va, Luis? dijo alargándole la mano con marcada displicencia. No tan bien como a ... pero, en fin, voy pasando. ¿Nada más que pasando?... Lo siento.

Ora eran bandadas de cierta especie de palomas coronadas de penachos, ora de apimachus magnificus, pájaros de forma elegantísima, con plumas de un negro aterciopelado en el dorso, la garganta y el pecho azul oscuro con reflejos verdosos y la cola larga adornada de plumas de barbas sutilísimas.

En esta ocupación iba gratamente entretenido, cuando acertó a pasar a su lado una señora elegantísima. Comenzó don Juan el examen.