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Actualizado: 10 de julio de 2025
Esos movimientos se explican del modo más sencillo, con sólo admitir que no son sino aparentes y que la Tierra es la que gira uniformemente de occidente á oriente, alrededor de un eje que pasa por su centro. Este eje conserva en el espacio dirección invariable, yendo á atravesar el cielo en dos puntos que parecen inmóviles.
Yo le prometo a usted darle la primera plaza cuando inauguremos la Penitenciaría para jóvenes delincuentes. Le reformaremos, y usted... trate de reformarse». ¿Soy o no soy? Esta pregunta fue para Isidora, desde aquella entrevista, el eje de todos sus pensamientos, de todo el sentir y obrar de su vida.
Esta mesa se reduce á un tablero rectangular sujeto á una pared de la cocina por un eje colocado en uno de los extremos; el opuesto se asegura á la misma pared por medio de una tarabilla. Suelta ésta, baja la mesa como el rastrillo de una fortaleza, y se fija en la posición horizontal por medio de un pie, ó tentemozo que pende del mismo tablero.
Lo mismo que en la ciudad cortesana de Luis XIV todo indica el ensimismamiento del Rey-Sol, el Rey-Apolo, siempre aspirando á imponer sobre toda cosa su persona, tenerlo todo bajo su mirada soberana, y hacer partir del patio de su palacio todas las calles, carreteras y alamedas, así como de su persona emanaba toda voluntad, toda accion y todo brillo; del mismo modo Carlsruhe tiene su eje, su punto de partida, su ojo vigilante y su gérmen, por decirlo así, en el palacio gran-ducal que sirve de residencia á la corte durante el invierno.
Es una mezcla tal de colores, una atmósfera tan perfumada, un encanto tal de arrebatadora harmonía, que arrastran irresistiblemente á nuestros sentidos. El eje religioso, en torno del cual giran los autos sacramentales, es, como hemos dicho repetidas veces, la alabanza de la Transubstanciación.
Sin embargo, esta cruel y bárbara noción es el eje de la religión cristiana; a lo menos entiendo que aun no se ha descubierto que esté fuera de la escritura. Todavía Satán puede molestar a los teólogos sueltos en este mundo como en el otro.
Por eso, en las crisis de dolor, en que el alma gira necesariamente sobre sí misma, sucede acaso que el eje de rotación es una pequeñez ridícula.
Además, el Sol se encontraría en el mismo caso que las estrellas, y como ellas tendría á horas fijas su orto, su máximum de elevación y su ocaso. Pero eso no sucedería en el caso de que la Tierra, en vez de permanecer inmóvil en T, se moviese siguiendo la orilla de la mesa, conservando para su eje de rotación la misma inclinación y la misma dirección en el espacio.
En el mal, que hace de la tierra vasto campo de batalla, donde no vive cada ser sin la muerte y el dolor de otros seres; en el mal, que es el eje del mundo y el resorte de la vida. Señor de Artegui... balbució débilmente Lucía , usted, según creo, dará culto al demonio, negándoselo a Dios. ¡Culto! no, ¿he de dar culto al poder inicuo que, guarecido en la sombra, conspira al daño común?
Cuando las dos mujeres anduvieron un poco más, dejaron de ver la soga; pero oyeron más fuerte el zumbar de la rueda acompañado de ligeros chirridos. Se adivinaba el roce del eje sobre los cojinetes mal engrasados y el estremecimiento de las transmisiones, de donde obtenían su girar las roldanas, en las cuales estaban atadas las sogas. Pero nada se podía ver.
Palabra del Dia
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