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Actualizado: 14 de junio de 2025


Así educada, mimada hasta entonces por la fortuna, Buenos Aires se entregó a la obra de constituirse ella y la República, como se había entregado a la de libertarse ella y la América, con decisión, sin medios términos, sin contemporización con los obstáculos. Rivadavia era la encarnación viva de ese espíritu poético, grandioso, que dominaba la sociedad entera.

Educada por una madre inteligente y seria, que se había dedicado a desarrollar el corazón y el espíritu de su hija, María Teresa había aprendido que a veces es peligroso juzgar a las personas por su exterior más o menos brillante; por lo cual deseaba, para apreciar la cultura moral e intelectual de Martholl, que se presentasen otras circunstancias distintas del período del flirt de los baños de mar.

Un día hablaron del tiempo, otro de un reciente y criminal atentado contra los Reyes. El lenguaje de ella era el propio de una señorita bien educada que no se desdeña de conversar con aquellos a quienes la fortuna no espropicia: el de Pepe era respetuoso, casi tímido, de hombre no hecho a pisar casas tan bien puestas ni a tratar con señoras de aspecto tan aristocrático.

»¡Si lo sabía!... Luz no había visto el mundo, ciertamente, y había sido educada muy lejos de él; pero en todos los libros y en todas las bocas había aprendido las mismas reglas para conocerle; en todos sus escondites la habían enseñado a estimar el bien con la pintura abominable del mal; y así, para realzar a sus ojos el mérito de la mujer honrada, se habían valido del retrato de la que no lo era.

Su abuelo, Eugenio Estanislao Aubry de Chanzelles, soldado de Napoleón, al morir gloriosamente entre los hielos del Berezina, había dejado una viuda y ocho hijos. Esta numerosa familia demandó grandes gastos para ser educada y establecida.

Cualquiera que fuese el partido dominante, gobernador y empleados eran tomados de la parte educada de la población, hasta el año 1833, en que Facundo Quiroga colocó a un hombre vulgar en el gobierno.

Evidentemente, el silencio no es de su gusto; pero está demasiado bien educada para romperlo. Sin embargo, se divierte sola en hacer a escondidas bolitas de pan para lanzarlas en medio de una banda de gorriones glotones que picotean alrededor del emparrado. Hay uno, sobre todo, un sucio granujilla, que con su destreza y rapidez vence a todos los demás.

Si le quitáis vuestra generosa protección no tendrá ningún recurso de vida, y quizá se vea reducida a ser sirvienta en una casa humilde. ¡Una mujer de nacimiento tan distinguido, y tan bien educada! ¿Puedo confiar en vuestra bondad, señor?

¿No me ha hecho en toda ocasión elogios exagerados de la nueva aya? ¿No me habéis pintado a vuestra amiga como una mujer buena, atenta y amable? ¿No llegasteis hasta hacerme creer vos misma que estaba agradecida a mi amistad y me tenía algún afecto? ¿Y no es así, señor? Callaos, Catalina; el aya es orgullosa, mal educada y colérica.

Habituada al trato de personas cultas y distinguidas; educada con esmero; rodeada de cuanto la opulencia y el amor paternal pueden ofrecer a una niña de su clase y condiciones, la señorita Fernández ni estaba engreída con su elegancia, ni pagada de su hermosura, ni satisfecha de sus raras habilidades.

Palabra del Dia

rigoleto

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