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Actualizado: 21 de octubre de 2025


Lo que el cristianismo tiene de salvaje y de insuperablemente bárbaro, lo que ha hecho algunas veces a los hombres más crueles y más desgraciados que los mismos animales salvajes, es la concepción del infierno con los tormentos eternos del diablo, con las brujas, los duendes, los fantasmas, etc., etcétera.

Díme, niña, ¿quién eres, y qué ha movido á tu madre á aderezarte de un modo tan extraño? ¿Eres una niña cristiana? ¿Sabes el catecismo? ¿Ó eres acaso uno de esos petulantes duendes ó trasgos que creíamos haber dejado para siempre en la alegre Inglaterra? Yo soy la hija de mi madre, respondió la visión escarlata, y mi nombre es Perla.

Roger creyó hallarse en presencia de un par de duendes y aun procuró recordar la fórmula del exorcismo; pero los dos desconocidos prorrumpieron en grandes carcajadas al ver el espanto y la sorpresa reflejados en su semblante. Uno de ellos dió un salto y cayendo sobre las manos comenzó á andar con ellas, dando zapatetas en el aire. El otro preguntó: ¿No habéis visto nunca juglares?

En sus sombríos y desapacibles salones, llenos de polvo y telarañas, se afirma que vagan y circulan por la noche duendes y almas en pena. El conde Enrique se fue de profesor a no qué universidad, donde vive aún.

Era una carrera loca de duendes al través de todas las dependencias del cortijo, como si quisieran que los más humildes animales se enterasen de su desgracia.

Una dama de mi relación, educada en un convento de monjas, y no disponiendo de recursos para costearse frailes con olor a santidad, que velasen su sueño intranquilizado por el terror crónico, y atribuyendo a trajines de ánimas o duendes el galopar nocturno de los ratones en una casa vieja y contigua a un almacén de la calle Callao, en que residía, aún manteniendo encendido el pico de gas, obligaba a la cocinera a dormir en su propia habitación, y finalmente en su propia cama; tanto era el empobrecimiento de su espíritu por la credulidad natural complicada con cuentos de aparecidos.

No ha transcurrido un mes desde que murió el señor Galba, pero es de suponer que el intrépido coronel no tiene miedo a los duendes de alcobaSin embargo, decir que la victoria del coronel fue fácilmente obtenida, sería no hacer justicia a Lady Clara.

O! dice Crisias, yo á mi padre, que lo contaba muchas veces, que en casa salia un Duende, y así no hay duda que ha habido Duendes. Cleóbulo dice: Esto es cierto, yo se lo he oido contar muchas veces á mi abuela, y á fe que era una señora bien racional, que una noche voló una bruja, y paso el mar, y se fué á Nápoles, y luego volvió, &c.

Si ha de ir de noche á algun lugar, y se le ha dicho que sale una fantasma, cada sombra, cada ruido, cada mata le parece que lo es, y que ha de tragarle, cosa que dura aun en los adultos, si no regulan el juicio, y con él moderan la pasion del miedo: las visiones y apariciones de Almas, de Duendes y Fantasmas no son otra cosa que apariencias de la fantasía alterada con la pasion del miedo, del espanto, ú otras pasiones, á quienes se junta las mas veces la enfermedad, y siempre la ignorancia.

En las cercanías de la garita, y visible perfectamente desde el vapor, se destaca la entrada de la cueva de Doña Jerónima,, de cuya cueva que dicen se comunica con la de San Mateo, cuentan los indios terroríficas historias de aparecidos, duendes, y sobre todo de tulisanes.

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