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Actualizado: 13 de junio de 2025


Tristán, que no era aficionado a esta clase de lecturas domésticas, rehusó bruscamente la invitación. Sin embargo, la condesa de Peñarrubia con un gesto melodramático le pidió permiso para recitar ella misma una de sus mejores composiciones, El golpe de viento, que sabía de memoria. Tristán se lo otorgó con galantería. La condesa obtuvo un triunfo ruidosísimo. Hubo necesidad de repetir.

Pero extraña era también, en las costumbres domésticas de Ángel, la visita al despacho de su padre a aquellas horas; y en ello convinieron don Santiago y su mujer con una mirada que cambiaron entre los dos, y que al propio tiempo quería decir: «¿qué diablos le pasará a este chico

Quede muy pocas veces el teatro Sin persona que hable, porque el vulgo En aquellas distancias se inquïeta Y gran rato la fábula se alarga; Comience, pues, y con lenguaje casto No gaste pensamientos ni conceptos En las cosas domésticas, que sólo Ha de imitar de dos ó tres la plática. Mas cuando la persona que introduce, Persüade, aconseja ó disüade, Allí ha de haber sentencias y conceptos.

En la vida de aldea, que caracterizaba a la sociedad colonial, el diablo, con todos sus derivados, eran entidades domésticas omnipresentes y proteiformes, esencialmente malevolentes y obsesionantes.

Verdad es que hoy día se han aligerado en gran parte tantos trabajos, porque introducida en aquella gente, con la santa fe la vida civil y política, lo pasan un poco mejor los Misioneros, y la piedad de muchos caballeros les provee de algunas cosas con que ocurrir á las necesidades domésticas.

¿Cómo podían sospecharse en la clase sus pasadas tribulaciones domésticas?... ¡Ah, !... ¡Ya lo recordaba!... Habiéndole visto un domingo el alumno Mario Aguilar de paseo con su hija, díjole zumbonamente el lunes, cuando iba a dictar su curso: ¡Lo felicitamos, monsieur Jaccotot!... Ya lo vimos ayer paseando con una linda rubia...

Es allí donde se reúnen las familias, se reciben las visitas y se goza en las tertulias domésticas, durante las horas mas calurosas en los meses de estío, cuando no tiene la preferencia la azotea. En Cádiz el mármol está prodigado en todas partes.

Pronto se convenció de que era más difícil cambiar la vida de aquellas beatas que la de un pecador empedernido. Le causó gran desaliento: comenzó a fastidiarse de aquellas nonadas, de aquellas confidencias domésticas insulsas y necias con que las devotas sazonan sus confesiones.

Sintió celos de Fermín Montenegro, que acababa de llegar de Londres, y reanudando su intimidad infantil con Lola, la visitaba con frecuencia, atraído por su picaresco lenguaje. Las escenas domésticas acababan a golpes.

Su laboriosidad inspiraba gran respeto a estas hembras vagabundas, cuyas faenas domésticas consistían en encender el fuego y dejar que la familia se tragase la cena medio cruda.

Palabra del Dia

vorsado

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