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Actualizado: 18 de junio de 2025
Esto es un motivo curioso de estudio, porque el lector comprenderá sin duda las infinitas gradaciones que deben mediar, desde balbucear los buenos dias á un mendigo, hasta doblar ambas rodillas ante un emperador.
En el mismo distribuyó D. Jacinto á sus negros, y algunos de sus criados por las estancias y pueblos inmediatos, para con la ayuda de estos, doblar sus fuerzas y lograr su intento; montó á caballo, se dirigió al Cerro de las Minas, donde juntó á todos los indios, mulatos y mestizos, que trabajaban en ellas, y les dió la órden de que precisamente bajasen por el Cerro de Conchopata á la villa, luego que anocheciese.
Entró en la alcoba, dejando las puertas de cristales abiertas, y se puso a levantar la cama, operación que consistía en sacudir las almohadas y los colchones, doblar las sábanas y la colcha y guardarlas entre colchón y colchón, tender una manta sobre el lecho y colocar una sobre otras las almohadas sacudidas, pero sin funda.
Es muy terco, hija, déjale... no quiere que le agradezcamos la licencia del oratorio y el permiso para doblar la misa para don Anselmo. Agradézcaselo usted a Su Santidad. Sí, que por mi cara bonita me entrega Su Santidad esta gracia.... El Magistral sonreía, dispuesto a escapar si querían asirle.
Años hace que el ángel de mis sueños oyó, desde el mundo de la luz, mi triste plegaria y el funeral doblar que escribe en el libro de la vida la última letra, al confundirse con el ruido de la piqueta que abre la fosa y el martillazo que cierra el ataúd; últimos adiós que se elevan desde el fondo de la tumba á los que quedan esperando en el teatro del mundo la realidad de la muerte.
Al doblar la esquina final se mostró de golpe el imponente espectáculo de la ciudad muerta sobreviviéndose en las magníficas proporciones de sus templos. Eran tres, y alzaban sus columnatas como mástiles de navíos encallados en un mar de verdura. La doctora, guía en mano, los iba designando con su autoridad magistral: el de Neptuno, el de Ceres, y el llamado Basilica sin motivo alguno.
¿Pero qué?, ¿también vas a dar vueltas de carnero? dijo asustada doña Lupe, viéndole apoyar las manos en el sofá y doblar luego la cabeza hasta tocar con ella la gutapercha. Lo que yo dé, a usted no le importa, mujer de poca fe... La noche está fría y necesito que las extremidades entren en calor. Dentro del cráneo me han encendido un hornillo.
El sacerdote requirió una explicación. Pero Adriana, arrepentida, repuso con indiferencia: Sí, por casarme, como se casa casi todo el mundo, padre. El sacerdote la absolvió. Ella llamó a Raquel. Regresaron a pie, cortando por la plaza Libertad para seguir por la calle Cerrito. Pero a mitad del camino Adriana quiso doblar hacia la izquierda, una cuadra, para cruzar la Avenida Quintana.
Oíanse en la trastienda ahogados martillazos, alguna canción femenina y el repiqueteo de unas máquinas de coser. Apolonio, sin doblar la cabeza a mirar al vecino, rompía a hablar: Estoy abrumado, don Anselmo, estoy abrumado. ¿Qué me falta?, preguntará usted.
Oradores conozco de quienes hace algún tiempo no hubiera hecho yo una pintura más favorable que de mi astur, y que han roto, sin embargo, a hablar, y los oye el mundo y los escucha, y nadie se admira. En fin, cuento un hecho. Tal me ha pasado; no escribo para los que dudan de mi veracidad. El que no quiera creerme puede doblar la hoja.
Palabra del Dia
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