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Actualizado: 14 de octubre de 2025
Algo de esto lograron al principio; pero nosotros teníamos excelente artillería, y disparando también con bala rasa las seis piezas colocadas en la carretera y a sus flancos, el centro francés se resintió al instante, y para reforzarle tuvo que replegar su ala derecha, produciendo esto un pequeño avance en la división de Coupigny.
Al resplandor intermitente de los fogonazos, Catalina vio a Materne, con el pecho al aire, y a su hijo Kasper disparando desde el umbral del pasillo hacia las barricadas; diez hombres, situados detrás de ellos, les pasaban los fusiles cargados, de suerte que no tenían mas que encañonar y hacer fuego.
Doña Rita salió de la sala disparando este último y envenenado flechazo, y dio un fuerte golpe a la puerta para hacerlo aún más profundo. El cura se quedó solo, desahogando su enojo con un sin fin de ¡porras! y ¡barajas! proferidas en el tono más cavernoso que halló en las concavidades de sus registros vocales.
Una cuadrilla de bandoleros ha presenciado el combate desde los riscos, y al ver huir a los turcos sale a su encuentro, disparando los pedreñales y esgrimiendo sus dagas.
Desde entonces conocí que el heroísmo es casi siempre una forma del pundonor. Marcial y otros me miraban: era preciso que me hiciera digno de fijar su atención. «¡Ah! decía yo para mí con orgullo . Si mi amita pudiera verme ahora... ¡Qué valiente estoy disparando cañonazos como un hombre!... Lo menos habré mandado al otro mundo dos docenas de ingleses». Gabriel, tráeme agua».
El réprobo se dejó ir aún un instante, hizo apagar todas las luces, y se puso al pairo a medio tiro de fusil del guardacostas, que continuaba disparando, y cuyos tripulantes, atentos, estaban agrupados sobre los empalletados. Se oían perfectamente las voces de Santiago y del valiente Massareo.
Y aun en esta segunda navegación fué con sus compañeros apresado de los ingleses, que disparando una bala de artillería para pedir bandera, dió el golpe muy cerca del lugar donde venía el P. Blende, que con los demás se prevenía para la muerte, caso que se llegase á rompimiento, para que á toda priesa se prevenían las armas; y aun en este caso, en que turbados todos con el peligro de muerte, andaban en continuo susto y sobresalto, él, con una serenidad de rostro angelical, después de haber echado á todos los Jesuitas y otras personas de su posición, hombres y mujeres, que se habían refugiado á la Cámara de Santa Bárbara, la absolución general, se puso muy despacio á oir las confesiones de algunos que se pudieron confesar.
Yo mismo he presenciado, en la primera de las calles mencionadas, a las cuatro de la tarde, hora en que se agrupa allí una numerosa concurrencia, un encuentro de ese género entre dos hombres pertenecientes a la más alta sociedad bogotana. Revólver en mano, separados sólo por el caño, se atacaron con violencia, disparando uno sobre el otro casi todas las balas de su arma. ¿Cómo no se hirieron?
Al poco rato sucedió lo mismo en el extremo opuesto, enmudeciendo las tres o cuatro piezas que hacían fuego desde la línea inferior de las trincheras. Los liberales siguieron disparando, y así trascurrió una hora. De pronto, de entre las quebraduras de los cerros, ocupados por el ejército, salieron dos columnas de tropa, destacándose las filas de pantalones rojos sobre el gris terroso del suelo.
Se ve en el cuadro los moros que entran a escape en la ciudad, con los caballos tan locos como ellos, y ellos disparando al aire sus espingardas, tendidos sobre el cuello de sus animales, besándolos, mordiéndolos, echándose al suelo sin parar la carrera, y volviéndose a montar. Gritan como si se les abriese el pecho. El aire se ve oscuro de la pólvora.
Palabra del Dia
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