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Actualizado: 28 de mayo de 2025
No; pero temería verle desmentir las ideas y los sentimientos que expresa, y entonces se disiparía el encanto, porque al leer lo que me habría arrebatado, no podría apartar de mí la idea de que el hombre lo había escrito con la cabeza y no con el corazón. ¡Cómo escriben esos franceses! decía entre tanto Eloísa, resumiendo el mencionado certamen literario.
Luego que la hubo bien doctrinado pasó á otra conversación, porque suponía que, dado el estado de ánimo de su amiga, era difícil que aceptase sus enseñanzas. Se necesitaba que trascurriesen algunos días para que se calmase y surtieran efecto. Soledad quería marcharse en seguida para su tierra. No lo consintió su amiga, esperando que la nube se disiparía y vendría la reconciliación.
Absorto en estas meditaciones, se encaminaba hacia la Magdalena. Un violento deseo de ver a María Teresa lo dominó de pronto; se detuvo al borde de la acera, levantó su bastón en ademán de llamar: un fiacre se aproximó. Se hizo conducir a casa de los Chanzelles esperando que la linda cara de su novia, disiparía el fastidio que esta conversación había dejado en su espíritu.
Mi alma también se siente como la de usted triste y fatigada; mas por eso mismo, y conociendo que la soledad no disiparía su tristeza ni aliviaría su fatiga, quiere el dulce apoyo de una compañera, no para lanzarse con ella en busca de violentas emociones, sino para hallar en ella la paz que le falta y el bien y el regalo que sólo pueden calmar la sed que siente de inefables venturas.
Los nihilistas habían acordado otra tentativa inmediatamente después del último desastre, tentativa desesperada e inútil, pero que, sin embargo, habría demostrado que ni el rigor de la más furiosa reacción apagaría su ardor ni disiparía sus esfuerzos.
Me gustó... me enamoró... eso sí... yo estaba enamorado... y como creí que la gazmoñería era sal y pimienta que haría más picante y sabroso el logro de mi deseo, y que luego se disiparía, insistí, porfié, hice diabluras... sí... hice diabluras: creé dentro de su conciencia un infierno espantoso; por un liviano y fugitivo deleite dejé en su espíritu un torcedor, una horrible máquina de tormento, que sin cesar le destroza el pecho, diez y siete años hace. ¡Como tengo este carácter tan jocoso!... Las cañas se volvieron lanzas.
Si Mauricio no acudía; ¿cómo conseguir reunirse con él? ¿Quién los aproximaría? ¿Quién disiparía todos aquellos errores interesados? ¿Cómo caerían los obstáculos acumulados por voluntades hostiles? Una gran tristeza se apoderó de ella y rodaron sobre su cara gruesas lágrimas, lentas y amargas. Era cerca de media noche cuando subieron Clementina y Bobart.
Existía todavía otro medio para conseguir el silencio de Dunstan y aplazar el mal día: Godfrey podía decirle a su padre que él mismo había gastado el dinero que le había entregado Fowler. Como nunca había cometido semejante falta, el asunto se disiparía después de un poco de tormenta. Pero era incapaz de resolverse a eso.
La joven, con frases delicadas empapadas de ternura, le habló de su futuro hijo; un clavito que remacharía de modo inquebrantable la unión de sus almas. Aquel niño para el cual todo el mundo estaba ya trabajando en la casa, disiparía con su sonrisa inocente las nubéculas que sombrearan por un instante el amor de sus papas.
Palabra del Dia
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