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Actualizado: 29 de julio de 2025
Currita se encogió de hombros, disimulando bajo una perplejidad afectada el rayo de vanidosa alegría que iluminó su semblante. ¡Pero, Butrón, por Dios! dijo , por mí no hay inconveniente; pero ya ve usted que quien pierde aquí es Fernandito. Mira, Curra, Fernandito no pierde nada, porque nada tiene que perder... Tu marido es un imbécil Y eso lo sabe todo el mundo.
Grande paz pareció reinar al principio desde la llegada de Doña Juana; el archiduque hacia por no dar á conocer á nadie lo que ocupaba su imaginacion, disimulando en cuanto podia el amor de su rubia, pero se engañaba; ni aun sus pasos mas recónditos se escapaban á la penetracion de su esposa.
Le habían asegurado que su pupila, la señorita Carmen, estaba muy mal hallada en compañía de la señora, y maltratada por ésta y por sus hijos..., y la señora comprendería que era preciso aclarar aquel asunto cuanto antes y resolver en consecuencia con enérgica resolución. Doña Rebeca apenas podía interrogar disimulando su despecho y su pánico: ¿Y quién nos calumnia?... ¿Quién ha dicho?...
El militar se dirigió rápidamente hacia él, y disimulando su turbación, le dijo: "Caballero, no he querido marcharme hasta estar seguro de su mejoría. Aquí le contaba á esta niña el caso, y le hacía una relación de la imprudencia de aquellos hombres. Ya le veo á usted tranquilo y fuerte, y me retiro, diciéndole que puede disponer de mí para cuanto yo pueda serle útil.
Sintieron mucho los Tapacurás su venida, mas con todo eso, disimulando el disgusto, le salieron á recibir, y hospedándole en una casa acomodada, le hicieron muchos presentes de frutas y caza: no obstante, cuando quiso dar principio á sus apostólicos ministerios, se hicieron sordos y aun le impidieron obstinadamente que pasase á las Rancherías de su nación, y solo le querían conducir á tierras de los enemigos.
No veo la dificultad dijo Francisca disimulando un bostezo. No hay más que coger la nomenclatura de los premios de virtud en la Academia; eso no puede servir de base. Detestable burlona murmuró la Melanval contrariada. Y añadió dirigiéndose a la Fontane: creo que hay que convenir entre nosotras que si todas las mujeres de bien no son solteras, en cambio todas las solteras son mujeres de bien.
«¡Qué viene! exclamó Marcial con terror. Y al punto guardaron los planos, disimulando su excitación, y pusiéronse a hablar de cosas indiferentes.
Ese genovés pretende que no hay en el mundo arqueros ni soldados como los suyos y tenemos que probarle lo contrario. Se lo probaremos, asintió el animoso capitán. Pero entre tanto, bueno será que los arqueros y ballesteros escogidos de antemano suban á las cofas disimulando su presencia y su número lo más posible.
Oh, no, lo que es a ella no la mataría, ni con puñal, ni con bala, ni con palabras fulminantes...». ¿Quién estaba ahí? preguntó Ana tranquila. El Magistral respondió don Víctor, que suponía a su mujer enterada de lo mismo que preguntaba. Ana se turbó. ¿A qué venía... a estas horas? preguntó disimulando sus temores. ¿A qué?
Obdulia Fandiño, pocas horas después de saberse en el pueblo la catástrofe, había salido a la calle con su sombrero más grande y su vestido más apretado a las piernas y sus faldas más crujientes, a tomar el aire de la maledicencia, a olfatear el escándalo, a saborear el dejo del crimen que pasaba de boca en boca como una golosina que lamían todos, disimulando el placer de aquella dulzura pegajosa.
Palabra del Dia
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