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Actualizado: 29 de julio de 2025
Aunque no soy yo el peor presentado, poco hablasteis de mis muchas letras, y mucho de mis pocos donaires y bellaquerías. Hubierais de haber sido siquiera más imparcial y justo, no abultando lo malo o indiferente y disimulando lo bueno y lo mejor. ¿Por qué no escribisteis nada de mis glosas a Aristóteles, nada de mis traducciones de Horacio, nada de mis puros amores con Casilda de Ricarte?...
Carola, rabiosa y despechada, pero disimulando el enojo, preguntó: ¿De modo que el viejo es un lacayón alcahuete, cochino? No digo tanto; pero me malicio que hacen de él repoquísimo caso; vamos, es un criado antiguo de esos que hay en las casas grandes. Carola sabía cuanto deseaba. Todo quedó explicado.
Servíale a su hombre, con el mejor vino que encontraba, y lo miraba mientras él comía disimulando su apetito con nuevas quejas: ¡Esto es una porquería!... Apenas si puede probarse... ¡Es estúpido que no tengas nada mejor, cuando Niní convida con champaña y gallina a Sansón, el hombre de las pesas falsas y de los músculos postizos!
«Lo que sí espero de la rectitud de usted dijo Carolina, disimulando la desconfianza con la cortesía , es que por ningún caso introduzca en la obra cabello que no sea nuestro. Todo se ha de hacer con pelo de la familia». Señora, ¡por los clavos de Cristo!... ¿Me cree usted capaz de adulterar...? ¡Carolina!... Salió de la casa el buen amigo, febril y tembliqueante.
Pero ya lo arreglaremos, hijo, y a mí me tienes dispuesta a darle la morrada a la bestia cuando menos ella se lo piense. Ya no la puedo sufrir. Tía y esposa, disimulando su tristeza, le contemplaban mientras tomó el chocolate, admiradas de que lo tomase con ganas. Las ganas teníalas la bestia, él no. xi
Figuráos, señor Alonso, una madre que busca á su hija, y no la encuentra; un padre que no se atreve á pensar en su hija para maldecirla, ni puede pensar en su desaparición sin suponerlo todo... suponedme á mí ocultando, disimulando mi dolor, hasta que el dolor de los demás protegió al mío... yo callé... callé... porque su padre no la maldijese, y su padre no la maldijo.
«¿Qué traes por aquí a esta hora?» le preguntó su tía, disimulando su sorpresa.
Dile cuenta de mis determinaciones; y con esto, al otro día él se fue a Segovia harto triste, y yo me quedé en la casa disimulando mi desventura. Quemé la carta, porque, perdiéndoseme, acaso no la leyese alguno, y comencé a disponer mi partida para Segovia con intención de cobrar mi hacienda y conocer mis parientes, para huir de ellos.
¡Ah, sí, es verdad! ¡Pues, señor, ese bruto del piano se empeña en que yo no baile con Rosario esta noche! Todos parecían inquietos y nerviosos como si fuesen a entrar en fuego. Los más atrevidos salieron con paso rápido al medio de la sala y se acercaron a las jóvenes, disimulando su emoción con una sonrisa petulante.
En un principio limitose a arreglar el cuello, disimulando lo mejor que pudo su disgusto; pero la bilis se le fue exacerbando poco a poco, perdió al cabo la paciencia, y cuándo creía que no le observaban, comenzó a dar vivos y fuertes tirones a las solapas.
Palabra del Dia
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