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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Se trataba, verbigracia, de salir un día a visitas, o de comprarse un vestido, doña Paula preguntaba a su hija con solicitud: ¿Qué te parece, Cecilia? Me parece bien contestaba ésta. Te parece bien, ¿de veras? decía la madre mirándola fijamente a los ojos. , mamá, me parece bien. Doña Paula siempre quedaba en duda de si en realidad le placía o le disgustaba el vestido o lo que fuese.

Al oír esta expresión de cariño, dicha por el Delfín tan espontáneamente, Jacinta arrugó el ceño. Ella había heredado la aplicación de la palabreja, que ya le disgustaba por ser como desecho de una pasión anterior, un vestido o alhaja ensuciados por el uso; y expresó su disgusto dándole al pícaro de Juanito una bofetada, que para ser de mujer y en broma resonó bastante. «¿Ves?, ya estás enfadada.

Entre tanto la cocina se llenaba poco a poco de gente que acudía a saber de don Celso y a ofrecerse para toda clase de menesteres en la casa en aquellas horas de prueba, y a no me disgustaba verme tan bien acompañado en ocasión de tantos apuros.

Jacques, por íntima complexión bondadoso, reía a más no poder de la gárrula charla de Gustavo y de su pintura por el método de las gesticulaciones, mas lo que no le perdonaba fácilmente era el desorden de su vida, que entera se deslizaba en cafés y cervecerías, y aun más lo disgustaba el perverso espíritu de envidia, la hostilidad maldiciente con que denigraba a todo lo que valía más que él.

Adivino que posee usted dotes naturales. Usted ha sido arrastrada al teatro por una de esas vocaciones irresistibles... JESSY. ¡Quia! ¡No! ¡De ninguna manera...! A no me gusta el teatro... ¡No me agrada mas que el cinematógrafo...! JESSY. Hasta puedo confesarle a usted que el teatro me disgustaba cuando era muchacha honrada... ¡Hace ya mucho tiempo...!

Ella sabía que era preciosa, le gustaba que la vieran, y no le disgustaba que se lo dijeran... En una palabra, era coqueta. Sin eso, ¿habría sido parisiense? M. Scott tenía en su mujer plena confianza y le dejaba entera libertad. El se presentaba poco en sociedad. Era un galantuomo que se sentía vagamente molestado por haber hecho un casamiento semejante, por haberse casado con tanto dinero.

El labio superior de Cora, sudoroso bajo los polvos de arroz, siempre cubierto de un rocío de salud, le disgustaba como el hocico de una hermosa bestia de grosera vitalidad; su empalagosa charla, siempre girando sobre las modas, los apuros pecuniarios o las ridiculeces de las amigas, acabó por causarle náuseas. Además, en aquello no había amor, ni capricho siquiera.

Yo hablaba con la ex novia del Saleri, aquella morena regordetilla, que era la única que no me disgustaba enteramente. Pero ignorando en absoluto el lenguaje que se usa con esta clase de mujeres, nuestra conversación languidecía.

No me dijísteis ni una palabra en contra, ni hicísteis nada, ni siquiera un gesto que pudiera indicar que mi petición os disgustaba; por nada del mundo hubiérais pronunciado la palabra no quiero.

En primer lugar tenía diez y seis años, después la personita que se miraba al espejo, tenía una carita que no le disgustaba; luego hice dos o tres piruetas pensando en la estupefacción del cura ante mi nueva ciencia. Cuando llegó, rosado y risueño, hacía mucho tiempo que llevada por mi impaciencia me había instalado junto a la mesa.

Palabra del Dia

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