United States or United Kingdom ? Vote for the TOP Country of the Week !


El juez fue el primero en volver en y trató de componer un requiebro, después de haber torturado en vano su cerebro. ¿Le molestaré pidiendo a usted aquella horquilla? dijo gravemente Magdalena. El juez alargó displicentemente la mano hacia adelante; la horquilla perdida fue devuelta a su dueña, y Magdalena, cruzando el cuarto, miró con interés la cara del tullido.

Lázaro estaba perplejo, las dos viejas absortas, la devota satisfecha y Elías entusiasmado. Que quieras, que no, el joven tuvo que hincarse. Híncate, hombre, híncate dijo el tío. Ahora bésale la mano. Lázaro, que sin darse cuenta obedecía las órdenes violentas de su tío, besó respetuosamente la mano de la santa, y la tuvo estrechada un momento entre las suyas.

Madrugamos de mañana, y á las cinco ó seis leguas encontramos con el Cacique Caullamantú: este venia costeando el Rio Quequen, y dijo no haber encontrado novedad alguna.

Elogiolo su amiga con entusiasmo; después lo hizo pasar de mano en mano, recibiendo de todos las mismas alabanzas. Cuando volvió de nuevo al estuche, doña Fredes dijo: Este pañuelo fue bordado por mi hermana Práxedes, que Dios haya. Cuando lo estrenó en un baile del Círculo de Cosecheros, llamó tanto la atención, que se supo en Palacio al día siguiente.

17 Y él le dice: Está bien, buen siervo; pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez ciudades. 18 Y vino el segundo, diciendo: Señor, tu mina ha hecho cinco minas. 19 Y también a éste dijo: también sobre cinco ciudades. 20 Y vino otro, diciendo: Señor, he aquí tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo;

El uso , abuela respondí dulcemente, pero la prudencia... ¡La prudencia!... ¡Eres la que habla de prudencia!... No sabes lo que dices... En fin dijo al señor Boulmet, dejemos a esta razonadora reflexionar hasta el primero de noviembre.

Estaba muy fija en él la idea aquella de las dos honradeces, en algunos casos armonizadas, en otros no. Habló Fortunata poco y vulgar; todo lo que dijo fue de lo menos digno de pasar a la historia: que hacía mucho frío, que se le había descosido un mitón, que aquel llavín parecía la maza de Fraga, que al volver a casa entraría en la botica a comprar unas pastillas para la tos.

En haciéndose el silencio, un escudero, que presenciaba el desafío, gritó: ¡Aquí! ¡Ayuda a mi Señor! Traigan en seguida un mulo; que se le está viendo el dolor, a pesar del disimulo. No pudo el escudero concluir la cuarteta, porque antes de acabar el tercer verso, el coro de estudiantes interrumpió, ingiriendo un consonante de su cosecha. A la segunda vez, el escudero dijo la cuarteta de corrido.

Dícese que en Mendoza dijo a Oro que su único objeto había sido aterrar.

Mas ¿es posible que siendo usted una santa bendita les tenga miedo a los maldicientes? Ya sabe usted, don Modesto, lo que vulgarmente dicen los que piensan mal de todo: entre santa y santo, pared de cal y canto. Pero entre usted y yo dijo el comandante no hay necesidad de poner ni tabique.