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¡Valer! este diamante vale, sin el aro, que es muy rico y que está muy bien esmaltado y cincelado, tres mil y quinientos doblones. No haríais mal negocio. No lo crea vuesa merced, porque como esta joya es de tanto valor, tardaría mucho tiempo en venderla: acaso años. En fin, yo no la quiero vender; quiero solamente empeñarla, y empeñarla por horas.

8 He aquí he hecho yo tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra su frente. 9 Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no les temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque es casa rebelde. 11 Y ve, y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y les hablarás y les dirás: Así dijo el Señor DIOS; no oirán, ni cesarán.

Fundábase esta opinión nuestra en la circunstancia de carecer de noticias auténticas para presumir que hubiese vivido Diamante después del comedio del siglo XVII . Examinando más detenidamente á El honrador de su padre, nos hemos confirmado en nuestro anterior convencimiento, porque este drama ofrece todas las condiciones de una obra original, y porque todo su estilo es puramente nacional y español, oponiéndose, por tanto, á la creencia de que pueda ser una imitación de extraño modelo.

La historia de Sancy es más antigua y novelesca. En el siglo XV, un suizo poseia este gran diamante, no se sabe cómo, y lo vendió por un escudo á Cárlos el Temerario. El tal hombre ignoraba seguramente que aquel pedacito de piedra encerraba una gran fortuna. De Cárlos el Temerario pasó á Nicolás de Harlay de Sancy, que lo empeñó á D. Antonio, rey de Portugal, en doscientos mil francos.

Ninguna guerra internacional dura treinta años, mientras existen matrimonios que llegan como el perro y el gato a las bodas de diamante. Basta este hecho para probar que es más fácil hacer la paz que «hacer las paces». Y el fenómeno se explica fácilmente.

No te diré si tu alma resplandece Como diamante en urna de cristal, Ni si tu seno blando se estremece Como la niebla al soplo matinal. No te diré si el labio que enamora En sus palabras desparrama miel, Ni si al caer, cual perlas del aurora, Hacen brotar las flores del vergel.

Hay en el espíritu humano muchas fuerzas que permanecen en estado de latentes hasta que la ocasion las despierta y aviva; el que las posee no lo sospecha siquiera, quizas baja al sepulcro sin haber tenido conciencia de aquel precioso tesoro, sin que un rayo de luz reflejara en aquel diamante que hubiera podido embellecer la mas esplendente diadema.

Por lo que, pongo aquí el punto final á mi disertacion. He terminado, pues, y sin embargo, apenas he desflorado el vasto campo de mi tésis. Podrian escribirse sobre ella muchos volúmenes, gastando tantas plumas de diamante, cuantas yo he gastado de acero en esta carta. Dejo á otros esa agradable tarea.

Vivió aún dos ó tres días con la herida mortal, y tuvo tiempo de entregar al asistente, para que trajese á su querida Victoria, un rizo rubio que de ella llevaba sobre el pecho en un guardapelo, las cartas y un anillo de oro con un bonito diamante. El pobre soldado cumplió fielmente su comisión. La chacha Victoria recibió y bañó en lágrimas las amadas reliquias.

El establecimiento de la frontera indicada ha de extenderse en la banda oriental y septentrional de los rios Negro y Diamante, cuya confluencia de este en aquel, distante de la Villa Rica en el reino de Chile 60 leguas, nos proporcionará adquirir noticias exactas del camino mas comodo para dicho reino, que segun dicen han sido ya muchos los que lo han transitado por este parage.