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Actualizado: 28 de julio de 2025
Oprimiendo cada vez más el brazo de la joven, narrábale al oído cuanto había acaecido en su ausencia, la informaba de todos los pormenores de la casa, deslizando en el relato conceptos halagadores, frases cariñosas que daban testimonio de su ventura.
Al principio, como confesor prudente, mostró no dar importancia a aquellas visiones: podría muy bien estar equivocada; el diablo finge muchas veces tales escenas para engañar a las almas incautas, deslizando en ellas el veneno de la vanidad y la soberbia.
PECHO DE CARNERO RELLENO. Ábrase por el lado de las costillas, deslizando la hoja de un cuchillo entre la piel y huesos; sazónese interiormente, llénese con un picadillo de cerdo, y mezclando un poquito de pan rallado con setas picadas, cebolla y perejil también picado.
¡Mejor que mejor! ¿No has oído cantar á los ciegos esta copla: Morena tiene que ser la tierra para claveles, y la mujer para el hombre morenita y con desdenes? Y riendo como una loca se puso á charlar con su amiga Demetria, dejando al buen Jacinto afligido y hechizado al mismo tiempo. Las horas se iban deslizando. Algunas familias de Canzana comenzaron á desfilar.
Abrevié la despedida cuanto pude, condensando mis expresiones de cordial agradecimiento hasta la avaricia, por temor a los lujos verbosos de la hermana de Neluco, que en lo más nimio hallaban causa para desbordarse; cabalgué de prisa deslizando en la mano del chicuelo que me tenía el estribo una moneda de plata sin que lo viera su madre, dádiva que le llenó de asombro y de zozobra hasta enrojecerle la cara y dejarle tambaleándose, por lo que le costó mucho trabajo abrirme la portalada; y en cuanto la vi de par en par, pagué con una sonrisa y una sombrerada los últimos ofrecimientos de la inagotable matrona; salí a la brañuca de afuera oyendo las despedidas de adentro «hasta la tarde»; piqué sin compasión al jamelgo, y tomé el camino río abajo como si me persiguieran lobos de rabia.
Al replegarse de nuevo con aspiración gigantesca la arrastraba contra su voluntad para llevarla quién sabe adónde. ¿No te parece que nos vamos acercando demasiado a las olas, Ricardo? ¿Crees, acaso, que van a llegar adonde estamos nosotros? No sé..., pero se me figura que nos vamos deslizando insensiblemente... y que concluirán por taparnos.
Palabra del Dia
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