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Actualizado: 23 de junio de 2025
Es usted muy bueno y desinteresado balbuceó la señora mientras proseguían su marcha. ¡Es tan agradable encontrar un hombre de corazón, una persona con quien poder simpatizar en una sociedad tan endurecida e insensible como la que nos ha tocado en suerte!... Y Lady Clara bajó los ojos, pero no antes de que hubiese producido el efecto ordinario sobre su acompañante.
De tal palo, tal astilla es, hasta el presente, la única tentativa de Pereda en el campo de la novela tendenciosa. Como si hubiera querido desagraviar a los críticos amantes del arte puro y desinteresado, escribió inmediatamente otro libro, de los que no prueban nada ni van a ninguna parte sino a hacer sentir y gozar.
En algunas ocasiones, los Febrer hasta hicieron préstamos a los reyes... Pero todo esto no podía evitar que Jaime, el último de la familia, luego de perder en el Casino, la noche anterior, todo cuanto poseía unos centenares de pesetas , hubiese aceptado dinero, para poder ir a la mañana siguiente a Valldemosa, de Toni Clapés, el contrabandista, hombre rudo, de entendimiento despierto, y el más fiel y desinteresado de sus amigos.
¡No mires más las almas, Cristela, sino los rostros! insistió Bob. Los rostros bellos encantan por su belleza; en los feos hay inteligencia y audacia... Conténtate con la máscara, gózate de su mueca y su pintura; pero no penetres en los sentimientos y las ideas. Tal es el desinteresado consejo de tu amigo Bob el enano.
Gozaba con saber tan solamente: era un placer desinteresado, intenso, como el de los hombres de ciencia que no miran el resultado que sus conocimientos les puede dar. Como el avaro amontona en su caja monedas de oro sin pensar en utilizarlas jamás, así D.ª Rita atesoraba en su cerebro cuantas noticias privadas podía recoger en sus peregrinaciones por la villa, sin molestar a nadie con ellas.
Al decir su ministro, hablo de las funciones y no del título; porque, modesto y desinteresado, Farinelli sólo deseaba servir a su Rey... Hombre de suerte y a quien la fortuna no le ha vuelto la cara, no echa en olvido quién es y tiene presente su origen.
En el estado de ánimo en que me encontraba, es decir, atreviéndome apenas a aquilatar sin emoción la más inocente y la más usual de las palabras del lenguaje del corazón, mis previsiones más atrevidas jamás habrían llegado por sí solas a sobrepasar la idea de un sentimiento mudo y desinteresado.
Hasta los españoles del siglo XVI, al batallar con media Europa por la unidad religiosa y el exterminio de la herejía, trabajaban por un ideal erróneo, obscuro, pero desinteresado. Todos se movían en la Historia por algo que consideraban generoso y estaba por encima de sus intereses.
Pero, además, poseía un fondo de rectitud, un alma justiciera que mantenía viva la llama de la ofensa. Los desprecios con que Velázquez había pagado su amor tierno y desinteresado le causaban cada día mayor indignación. Había llegado á aborrecerle y lo confesaba tranquilamente con la sinceridad que la caracterizaba. No era esto, sin embargo, lo que más preocupaba á Paca.
La originalidad del caso está en que con toda su afición a las faldas, y sus profundos conocimientos de estética aplicada, no se refería de Borrén la más insignificante historieta. Viviendo siempre en una atmósfera fuertemente cargada de electricidad amorosa, nunca le hirió la chispa. Practicaba, en materia de amoríos, el más puro y desinteresado otroísmo.
Palabra del Dia
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