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Actualizado: 6 de octubre de 2025
Debido a haberlas llevado siempre consigo, el roce constante y durante tanto tiempo, había gastado las puntas y los filos, mientras el lustre había desaparecido hacía ya mucho. Ayudado por Mabel, las extendí todas sobre la mesa, verdaderamente atontado por aquellas columnas de letras que demostraban que algún profundo secreto encerraban, pero que nos fue completamente imposible descifrar.
Extendió el brazo, y bajó de su sitio un legajo de no grandes dimensiones; lo desató cuidadosamente y repasó los expedientes que contenía, hasta dar con un edicto del Santo Oficio, escrito en recio papel de Génova y encabezado con la consabida fórmula de «Nos los Inquisidores de la Fe contra la herética bravedad etc». Algún tiempo tardé en descifrar su contenido, sacando en conclusión, que el 15 de Agosto del año de 1614, fué denunciado como brujo, ante el Santo Oficio de la Inquisición, el Señor don Joaquín de Herrera Goya, dueño de la «Hacienda de Moler azúcar de San Francisco Xavier, Obispado de la Puebla de los Angeles». El temido tribunal citaba a dicho señor a comparecer ante él, por tan horrible cargo, y, en caso de hallarse culpable, sufrir la pena consiguiente.
Paciencia será menester para descifrar los cuatro mil manuscritos cópticos de que hemos hablado, y de los cuales sólo una vigésima parte explica el Catálogo.
El prisionero mostraba lo escrito a cuantos le visitaban, y hallando que todos, excepto Pizarro, acertaban a descifrar de corrido los signos, tuvo desde ese instante en menos al jefe de la conquista, y lo consideró inferior al último de los españoles.
Me lo ha enseñado un chico. ¿Qué estás diciendo, cafre? Que pediré limosna. Verás. No me sofoques... A un colegio, a un colegio. Ya me estoy durmiendo... Hasta mañana. ¿No rezas, herejote?». Mariano murmuró algo que no era fácil descifrar, y se durmió sosegadamente. Todavía quedaba en él algo de niño.
Tales eran mis cavilaciones mientras permanecía allí sentado aguardando. La última suposición era, para mí, decididamente, la más factible. Existía una razón poderosa para que se deseara mi muerte. Blair me había legado el gran secreto y yo acababa de conseguir descifrar el enigma que encerraban las cartas.
Pero ven acá, doctorcillo mío, y déjame explicarte lo que tengo en mientes. Has de saber que no sólo necesitamos soldados y ballestas. En primer lugar, por cada pergamino que se ve en Inglaterra hay que escribir ó descifrar veinte en Francia.
La soledad de aquella huérfana que vivía en compañía de un viejo excéntrico, la tristeza y necesidad de desahogo que en ella había notado, eran causas bastantes para estimular un espíritu menos impresionable y caballeresco. Su intento, su gran aspiración, era descifrar el misterio de aquella casa, y después salvar la encantadora y desdichada muchacha de la odiosa tutela de su guardián.
El secreto del Cardenal Sannini, obtenido por el famoso bandido Poldo Pensi, cuya terrible partida de bandoleros devastó media Italia hace veinticinco años, y que obligó al mismo Papa Pío IX a pagarle tributo, está escrito aquí, como usted lo acaba de descifrar. ¿Y Pensi ha muerto? pregunté. ¡Oh! sí.
Estas son las palabras que yo esperaba, que yo preveía, exclamo con fuego Cristián. ¿No lo has dicho todo ante los jueces? ¿Has temido comprometer á quién? ¡Acaso á los mismos que te perdían! Pero vamos al fin á comprenderlo todo y á descifrar este enigma... Esperemos á Marenval, que tiene derecho á saber lo mismo que nosotros.
Palabra del Dia
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