Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de julio de 2025


¿Lo ve usted? exclamó la buena señora, volviendo el rostro lleno de dulce condescendencia hacia Mario. ¡Cuando yo lo decía!... Bien, hija mía, bien; yo se lo diré... Para será el desaire si lo hay. Prefiero sufrirlo yo todo. Y para que vean ustedes adónde llega mi complacencia, ahora mismo se lo voy a decir; ahora que está solo en su cuarto... ¡Ea, valor!

Aquí no podemos menos de hacer la salvedad pues es de hacer, que el capitán de un pueblo cuenta en absoluto con todas las voluntades, así que no hay temor de que al señalar á fulana ó á mengana reciba un desaire.

Tintoretto era un discípulo tan aventajado que su maestro Tiziano se enceló de él y lo despidió de su servicio. El desaire le dio ánimo en vez de acobardarlo, y siguió pintando tan de prisa que le decían «el furioso». Canova, el escultor, hizo a los cuatro años un león de un pan de mantequilla.

Había una mesa en cada esquina, y alrededor de todas curas y legos que hablaban, gesticulaban, iban y venían, insistían en pedir algo con temor de un desaire; los empleados, más tranquilos, fumaban o escribían, contestaban con monosílabos, y a veces no contestaban. Era una oficina como otra cualquiera con algo menos de malos modos y un poco más de hipocresía impasible y cruel.

Isidora, estupefacta, no sabía en qué términos responder. Tenía que contestar negativamente, porque la idea de casarse con aquel bárbaro le causaba horror. Pero Bou era un hombre sincero y honrado, que no debía recibir el desaire con crudeza y desvío.

aquí pues cómo se santifica el pueblo que rige el poderoso Abde-r-rahman II. Estamos en plena festividad, dia de viernes, dia juma: dia por cierto en que sufrió un solemne desaire el gran profeta Mahoma mientras estaba predicando en la mezquita de Medina.

Pues ¿para qué se quieren las cosas buenas sino para las ocasiones como la presente? Me costó algún trabajillo hacer comprender a mi tío, que tomaba mi resistencia a desaire, que se duerme mejor y más descuidadamente que entre encajes y damascos, bajo las coberturas sencillas que usamos a diario los simples mortales.

Como los cuartos se trocaron en reales y los reales en doblones, la dueña se fue ablandando como correaje en el unto, y el mancebo pudo contar, en la misma alcoba de su amada, con una nueva Celestina de prodigiosos ardides. El rumor de aquel violento desaire corrió por la ciudad y fue el origen de un odio acerbo entre las dos familias. Doña Urraca tomó a su cargo la venganza.

Y además de esto notó Mesía que le había mirado sin conmoverse, sin turbarse, como a Visita, ni más ni menos; hasta en su saludo, más franco y expansivo que otras veces, había visto una especie de desaire, la expresión de una indiferencia que le irritaba. Era como si le hubiera dicho: gozquecillo, no muerdes, no te temo. Se vería.

Después de bromear largo rato, sin dignarse mirar a su linda enemiga, pero con el pensamiento fijo en ella, atraído por el desaire pasado como por un imán, y buscando el desquite como el jugador que ha perdido, se puso de improviso otra vez frente a ella y la invitó de nuevo. El mismo resultado. Rosa dio la vuelta y se puso a bailar con otra amiga.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando