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Actualizado: 1 de junio de 2025


No tiene esto último nada de extraño si se considera que sólo en un cuento modernista puede llamarse «Cristela» una princesa, y que las princesas de los cuentos modernistas generalmente están tristes. Lo que era extraño es que Cristela ignoraba la causa de su tristeza... Mas nunca falta quien nos endilgue las cosas desagradables que nos atañen.

No era la aventurera audaz, no la mariposuela de vuelo bajo que anda buscando una bujía donde quemarse las alas; y el viajero, diciéndose esto a mismo, se asombraba de tan confiado sueño, de aquella criatura que descansaba tranquila, sola, expuesta a un galanteo brutal, a todo género de desagradables lances; y se acordaba de una estampa que había visto en magnífica edición de fábulas ilustradas, y que representaba a la Fortuna despertando al niño imprevisor aletargado al borde del pozo.

Quiso ocupar una butaca, pero la marquesa se opuso. No; aquí, á mi lado. Así nadie podrá oirnos. Y lo obligó á sentarse en el sofá, junto á ella. Tenía el rostro pálido y la mirada dura, como si aún estuviese conmovida por recientes y desagradables impresiones. La pelea de Pirovani y Canterac había pasado á segundo término en su memoria.

Empiezo por rogarte que me perdones cuantas frases desagradables me hayas oído desde que llegaste a Madrid: todo lo que te haya molestado, como si no lo hubiera dicho. Bueno, ¿y qué? ¿Quieres prestarte a que vivamos todos en buena armonía? Por mi parte estoy dispuesto a todo género de sacrificios.

Trabajaba mucho, más pronto me enteré de que sentía poco entusiasmo por su carrera; al salir del despacho siempre estaba de mal humor; lo que le preocupaba e interesaba no era la índole de los pleitos, la ocasión de lucirse, la probabilidad de reparar una injusticia, sino la esperanza y la cuantía del pago: no se le veía contento sino cuando cobraba una cuenta de honorarios los cuales acostumbraba a poner muy altos: en más de una ocasión le costó esto serios disgustos o recibió cartas desagradables.

La vida nunca trae consigo más que sorpresas desagradables. La vida es esencialmente instabilidad y dolor. ¿Cómo es posible pensar en la alegría y la paz aquí donde nada permanece, donde todo está sujeto a un cambio irresistible? Y se lanzaba inmediatamente al análisis y a la exposición de los dolores del mundo dejando a la pobre Clara con el corazón apretado y ganas de llorar.

Las emociones desagradables de don Braulio nacían de la desconfianza de mismo, que le atormentaba.

Nuestra hija se curará, estoy segura. Me ha hecho pasar, no obstante, quince noches desagradables en esta ciudad de Corfú. No se decidía a dormir y tenía que mecerla como a un niño. Comía únicamente por darme gusto; nada le apetecía, y cuando no se come, se acaban las fuerzas. No le quedaba más que un soplo de vida presto a extinguirse a cada instante, pero yo no desesperaba nunca.

Desengañado y hambriento, hube de consagrar en Toledo todo mi culto gastronómico á las ricas naranjas valencianas y el atrevido Valdepeñas. Apesar de algunas impresiones desagradables, Toledo me habia complacido mucho por sus enseñanzas de carácter social, no ménos que por sus monumentos.

No pasó el 22 sin que a ratos revelara con hondos suspiros una aprensión muy grave. Por San Juan ya los ratos de tranquilidad eran los menos, y la marquesa anunció a su amiga, confidencias muy desagradables. Esta se asustaba oyendo tales augurios, y veía venir una nube más negra y tempestuosa que la pasada.

Palabra del Dia

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