Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 22 de mayo de 2025


Sentóse en un sillón y dijo: ¿Pero qué es esto, Damián?... ¿Cómo ha sido esa marcha tan repentina?... Sólo pude ver al señor marqués un momento, y eso delante de la gente... Pues no replicó Damián encogiéndose de hombros . El señor marqués se levantó ayer a la una y salió sin almorzar de casa... Volvió a eso de las seis y mandó preparar las maletas.

Después que hubo pasado la moneda de mano en mano por todas las del grupo, y que todas las personas que le componían la hubieron mirado y remirado y hecho sonar contra las piedras, Andrés se volvió á apoderar de ella, y reclamando la atención de toda su familia, desdobló la carta que también le dió don Damián, y leyó en ella, con mucha seguridad, aunque con bien poco sentido gramatical, lo que sigue: «Señor don Frutos Mascabado y Caracolillo.

En tal estado, llegó el año de 1662, en que tocó en la principal de las islas llamada, como ya dijimos, Guajan, el navío San Damián, que procedente de Acapulco se dirigía á Manila.

Damian de Vegas: en Toledo, por Pedro Rodriguez, 1590; además esta otra, que sólo se encuentra manuscrita: Fiestas Reales de justa y torneo, pleito sobre la iglesia, sacerdocio y reino de Christo. Farsa en cinco actos, en verso, por Fr. Miguel de Madrid.

El buen humor, empujado por el vino, comenzaba a hacer de las suyas: las dos mujeres, menos acostumbradas a la bebida, decían mil atrevidos disparates; Damián y Luis hablaban como en el café, contando cuentos verdes; por último, Casilda, algo alegrilla y deseosa de desplegar lujo, encendió todas las bujías de dos candelabros que adornaban la chimenea.

Aunque Damián de Goes había dicho al Rey los nombres de los dos aventureros castellanos que habían tomado la defensa del ilustre filósofo israelita, el Rey, por distracción fingida o verdadera, y acaso por estar depriesa, no les dirigió la palabra y aparentó no fijar la atención en ellos.

Molestábale mucho una de las altas botas del uniforme, y sin esperar a Damián, quiso quitársela él mismo, en cuanto entró en la alcoba; no pudo, sin embargo, conseguirlo del todo y quedóse con ella a medio descalzar, sentado en una butaca, esperando al ayuda de cámara. Tardaba este, e impaciente Jacobo, abrió mientras tanto el oficio.

Damián la ha traído... El señor marqués ha estado todo el día esperando esa carta, y dejó dicho que en cuanto viniera se la llevaran al Veloz... Damián fue allí y el señor marqués había ya salido; tomó entonces un coche y la trajo aquí corriendo. Currita quedóse un instante muy pensativa y dijo al cabo: ¿Y el señor marqués no ha venido? No ha venido todavía.

El señor marqués llamaba, y llamaba tan de prisa, que aun antes de que Damián lograse medio vestirse sonaron otros dos fuertes repiquetes, en cuyo timbre creyó reconocer el ayuda de cámara todas las intemperancias del mal humor que se desborda y de la impaciencia que estalla.

Esto ... ¿qué dirán que es esto?... ¡Tisana!, que no lo aciertan.... Pues esto es ... ¡media onza!... ¡Media onza!... ¡Media onza! ¡Media onza, ! recalcaba este último girando en todas direcciones; ¡media onza más maja que el sol!... Aquí está; don Damián me la dió para solo.... ¡Viva don Damián!

Palabra del Dia

ciencuenta

Otros Mirando