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Actualizado: 9 de noviembre de 2025
Confié mis pensamientos á un sacerdote admirable, que se había encerrado voluntariamente entre criminales para moralizarlos y salvarlos, y aquel hombre me animó, me tomó afición y se convenció de mi inocencia. Aquel fué, querida madre, un gran alivio para mí.
Los criminales, los ladrones, la gente de malísimo vivir, eran únicamente los paseantes que desde el toque de la Queda hasta ser de día vagaban por las calles, y rara era la mañana en que en las collaciones de la Feria, san Vicente, santa Cruz, la Macarena ó san Pedro, no aparecía algún hombre muerto ó se tuviese noticia de alguna casa robada ó de algún atropello bárbaro cometido entre las sombras y el silencio.
A la vuelta del Duque, se vengó de ella el desdeñado haciendo creer á su esposo que la austera dama tenía relaciones criminales con un Paje. El Duque, celoso ya por carácter, da fácil crédito á esta acusación; ordena matar al Paje, y se refugia con la Duquesa en aquel castillo solitario.
La existencia de esta empedernida obstinación en el pecado con la firme confianza en la misericordia divina, repugna, sin duda, á nuestras ideas actuales; pero hoy mismo no es rara en los pueblos católicos de la Europa meridional. Los dos criminales unidos prosiguen su sanguinaria carrera, y roban y asesinan á cuantos caen en sus manos.
Empleó todos los recursos del ingenio y el lenguaje tierno y expresivo que le dictaba su honrado corazón a fin de convencerla de que ni ella ni él se hallaban, por fortuna, en el caso de ponerse a llorar sus pecados como dos criminales, pues si no eran más buenos, por lo menos lo eran tanto como el vulgo de los mortales; y en cuanto a tino y seso para gobernarse y gobernar a sus hijos en el matrimonio, no se creía tampoco menos apto que los demás, y que, en último término, pasarían por donde otros pasaron.
Los grandes criminales contra la religión, que la Iglesia condenó y quemó vivos, empiezan a tener estatuas; y mientras la literatura del infierno está en bancarrota definitiva, las ciencias sociales, que aun no han concluido de nacer, son ya dueñas del mercado.
La virtud no está todavía desterrada de la tierra; yo conozco muchas personas que sin atroz calumnia no pueden ser contadas entre los criminales. Hay injusticias, es cierto; pero la injusticia no es la regla de la sociedad; y si bien se observa, los grandes crímenes son excepciones monstruosas.
Este empeño no podía ser más natural ni más propio de las mujeres. ¿Cuántas de ellas no han soñado con traer o han traído, ya herejes o paganos al gremio de la cristiandad, ya desaforados criminales a una vida penitente, y ya a la templanza, a la paz y a las costumbres morigeradas a hombres crapulosos, jugadores y pendencieros? La tentación de Rafaela era difícil de vencer.
Por eso me inclino yo á creer que los más criminales han de haber recibido muy poco; y que los medianamente criminales han de haber recibido algunos cajoncillos de cigarros puros, pinas en conserva y pasta de guayaba, con ó sin tropezones. Lo cierto es que yo he conocido y conozco gran multitud de nuestros personajes políticos. Los que son ricos sabemos perfectamente de dónde procede su riqueza.
En los siguientes días, las escapadas al cuarto vecino tenían lugar a horas varias, cuando Maxi salía. Iba a estudiar con un amigo para tomar el grado, y además solía ir a la farmacia de Samaniego. Ya estaba acordado que tendría plaza en el establecimiento. Aunque sus ausencias eran seguras, ambos criminales determinaron poner el nido más lejos. En tanto, Patricia hacía lo que le daba la gana.
Palabra del Dia
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