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Actualizado: 15 de septiembre de 2025
Cuando un crítico italiano, a fin de ensalzar a Dante, igualándole a Homero, dice que la Minerva italiana salió del mismo modo de la cabeza del vate florentino, incurre en error evidente, hasta para quien mira estas cosas del modo más superficial. La Minerva italiana estaba ya nacida y harto crecida. Toda la literatura de los romanos, de Italia era y en la memoria de los hombres vivía.
Escudero hacía cuantiosas limosnas, tenía destinada para ello una partida crecida de su presupuesto mensual, pero era un hombre tan formal y tan exacto que, una vez agotada ésta, por nada ni por nadie haría un adelanto sobre el presupuesto del mes siguiente. Fue necesario conformarse.
La había visto nacer y crecer, y desde aquellos tiempos había profetizado, con la seguridad de un conocedor profundo en teneduría de destinos humanos, que la niña sería una hermosa mujer, quizás elegante y famosa dama. ¡Cuánto se alegró de volver a verla ya crecida, y cuánto compadeció sus desgracias, y con qué puro interés se ofreció a ella para servirla en todo lo que hubiese menester!
Su conversación, siempre tan seductora, era entonces más grave y más instructiva. Crecida y educada fuera de la sociedad, apenas la conocía, y Carlos me iniciaba en las grandes cuestiones que entonces agitaban nuestra patria y el mundo entero. Hablábame de los principales soberanos; me describía sus caracteres, su política, como si él hubiese vivido en su intimidad.
No le gustaban los jornaleros, y con instinto superior a sus años, adivinaba que los señoritos eran peligrosos. Como crecida a puerta de calle, sabía mucho más de lo que debe ignorar la pureza; pero esto que, a ser ella tonta, hubiera constituido un escollo, dado su natural despejo se trocaba en ventaja.
Un ciudadano que no hubiera sido marino, apenas se habría atrevido á llevar ese traje y mostrar esa cara, con tal desenfado y arrogancia, sabiendo que se exponía á sufrir un severo interrogatorio ante un magistrado, incurriendo probablemente en una crecida multa ó en algunos cuantos días de cárcel: pero tratándose de un capitán de buque, todo se consideraba perteneciente al oficio, así como las escamas son parte de un pez.
En más ó menos tiempo, la superficie sucia del lago reemplaza á la verdura de los prados, hasta que al fin, la capa líquida penetra en el suelo y se cambia en vapor, ó bien, después de la crecida, vuelve al cauce del arroyo. Durante la inundación, el pequeño arroyo, olvidando sus pacíficas costumbres, se convierte en destructor de cuanto encuentra á su paso.
Los vientos mejores son de NE al NO. En esta atencion debe salir de Punta Rubia á la pleamar, y hacer bastante fuerza de vela, á fin de llegar al Rio Negro en el mismo dia de marea crecida, y entrar por la canal del N de su barra.
Si a esto agrega usted que tarde o temprano... Un golpe violento de tos cortó la palabra a don Mariano. Era un hombre grueso, alto, con barba y cabellos blancos; aquélla muy crecida. Sus ojos negros brillaban como los de un joven, y en sus mejillas sonrosadas el tiempo no había conseguido labrar profundos surcos. Sin duda había sido uno de los jóvenes más gallardos de su época.
Ve, señora, al aposento, Que en esta pena crecida O yo perderé la vida, O tu tendrás tu contento. Vanse las moras, y queda AURELIO.
Palabra del Dia
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