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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Los campeones de D. Raimundo fueron sucesivamente apareciendo. Los combates fueron muy cortos. El Caballero del Azor, con pasmosa destreza y bizarría, logró que en menos de media hora los tres mordiesen el polvo, muy mal herido uno de ellos. El gentío que rodeaba el palenque rompió en estrepitosas aclamaciones y vítores.

No se opuso a su erección porque jamás contrariaba los gustos de su esposa, pero se reservaba el derecho de no contribuir a su esplendor. Pocas veces se le veía en aquel círculo, y cuando se dejaba ver sólo era por cortos momentos.

Durante el sumario, la incomunicación no fue tan rigurosa como la ley ordena, porque los cerrojos de nuestras cárceles se ablandan fácilmente. Isidora, como persona de aspecto decente y algo adinerada, se captó las simpatías de las compasivas mujeres que guardaban a sus compañeras. Así pudo tener el gusto de ver, aunque por cortos ratos, a Riquín y a D. José, a su tía la Sanguijuelera y a Miquis.

Sus pantalones cortos, ligados á las polainas muy modestas, en dos de ellos, haciendo juego con la chaqueta de paño burdo y el sombrero de anchas alas, armonizaban con el vestido de los otros, casi totalmente cubierto por el sayal ó manta de lana parda ó amarillenta.

Para la mora hubo un poco de discusión, opinando unos que Acay era más á propósito que Beten y otros lo contrario, pero la opinión se decidió por la última, ante la justa observación del Directorcillo, quien dijo que la mora tenía que ponerse calzoncillos muy cortos y las pantorrillas de Acay eran muy delgadas.

En seguida se deslizó de las rodillas de Marner al suelo y se puso a andar de aquí para allá, a pasitos cortos, pero titubeando tan graciosamente que Silas se levantó de golpe para seguirla, de miedo que fuera a golpearse contra algo que le hiriera. Pero sólo cayó sentada, y allí, con la cara llorosa y mirando a Marner; se puso a tirar de los zapatitos como si le hicieran daño.

Antoñuelo era un mocetón gentil y robusto, muy simpático, aunque de cortos alcances, y decidido para todo, y singularmente para admirar a Juanita, a quien consideraba y respetaba, sometiendo a ella toda su voluntad como por virtud de fascinación o de hechizos.

De la profundidad del monte, el malacara respondía a los relinchos vibrantes de su compañero, con los suyos cortos y rápidos, en que había sin duda una fraternal promesa de abundante comida. Lo más irritante para el alazán era que el malacara reaparecía dos o tres veces en el día para beber.

Aún era joven, no había llegado a los cuarenta años, pero la obesidad desfiguraba su cuerpo a pesar de la vida activa a que le impulsaban sus entusiasmos de jinete. Los brazos parecían cortos al descansar algo encorvados sobre el abultado contorno de su cuerpo.

Ponderaban los muchos gastos que ocasionaba; la esterilidad de la tierra, que solo era útil en los cortos y reducidos pedazos que en la orilla del rio bañaban sus innundaciones, no suficientes á mantener una poblacion.

Palabra del Dia

bagani

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