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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Las estrellas son las miradas de los que se han ido al cielo. Entonces las flores.... Son las miradas de los que se han muerto y no han ido todavía al cielo afirmó la Nela, con la convicción y el aplomo de un doctor . Los muertos son enterrados en la tierra. Como allá abajo no pueden estar sin echar una miradilla a la tierra, echan de sí una cosa que sube en forma y manera de flor.
Será penitencia tal vez replicó la viuda en aquel tono de convicción ingenua que tomaba cuando quería jugar con la credulidad de su sobrino, como el gato con la bola de papel. Francamente, tía, eso de que pase hambres... Yo no la perdono, no puede ser... le aseguro a usted que eso... jamás, jamás, jamás.
Ambos evitaban que en sus conversaciones surgieran ciertos nombres; pero una noche se habló, no sé por qué, de Juanito Santa Cruz. «Anda dijo Fortunata , que ya se habrá cansado otra vez de la tonta de su mujer. A bien que ella se tomará la revancha...». No lo creo... Pues yo sí... afirmó la prójima fingiendo convicción . ¡Bah!
Tan sangrientos sofismas, dichos con conviccion y frialdad, anonadaban al joven, cuya inteligencia debilitada por más de tres meses de carcel y cegada por la pasion de la venganza, no estaba en disposicion para analizar el fondo moral de las cosas.
Ambas cosas le produjeron en breve, no hastío, pues el verdadero hastío es enfermedad moral propia de los muy refinados y sibaritas de entendimiento, sino irritación y sorda cólera, hija de la secreta convicción de su inferioridad.
¿Culpable? interrumpió bruscamente Tragomer. ¿Está usted seguro? Á esta pregunta, tan directamente formulada, se produjo un efecto de estupor. He participado, por desgracia, de la convicción de los magistrados, del jurado y de la opinión pública, dijo Marenval, pues, en realidad, era imposible dudar.
Sola no sabía qué decir. Las palabras que oía revelaban tal convicción y D. Benigno le infundía tanto respeto, que no se atrevió a contestarle ni a defenderle contra su buen sentido. Pensó primero que debía insistir en lo del matrimonio; pero afortunadamente desistió de una idea que habría sido impropia.
Con la convicción de que la verdad sólo es una y nada tan nuevo como ella, venía repitiendo su crítica todos los años en un estilo puro, conciso, sonoro, que parecía esparcir en el ambiente el maduro perfume de los clásicos.
¿Que no puede bastar la palabra? No basta, es cierto, para espíritus preocupados. Hay ciertas cosas que no se pueden certificar de otro modo. A veces la afirmación de una persona es suficiente para llevar al ánimo de otra la convicción más profunda.
Ya vencía la convicción, y echaba bravatas de pueril orgullo; ya, por el contrario, triunfaba la sospecha, proclamando con gemidos de amargura la derrota de sus vanas grandezas.
Palabra del Dia
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