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Pensáralo bien la... señora, pues si creía no tener posibles para... reembolsarle en la fecha... convenida, el préstamo... no se verificaría». A todo se avino la dama, atenta sólo a salir del conflicto del día; tomó el dinero, firmó, y los dos amigos se despidieron, dejando expresiones para el dueño de la casa, a quien uno de ellos no conocía.

Esta me explicó por qué el grito que yo le había mandado dar como señal se había convertido de estratagema en siniestra realidad y oídose mucho antes de la hora convenida; grito que por un momento apareció ser la ruina de todas nuestras esperanzas, pero que vino a favorecerlas en definitiva.

Llegó la hora convenida, fue la sastra a su casa, entró en el cuartito de Cristeta y comenzó ésta a desnudarse, dejando por fin caer sobre la estera de cordelillo las ropas y prendas dichosas que llevaba más inmediatas al cuerpo.

Se desnudó y filosóficamente se metió en la cama. Delaberge era la puntualidad misma. A la hora convenida y en compañía del guarda general y de otros funcionarios subalternos, estaba ya examinando los campos de Carboneras que el inspector de Chaumont proponía afectar al servicio de los usuarios de Val-Clavin.

Ganada la batalla con Ricardo y convenida definitivamente la partida para el campo, se dirigió a casa de Lorenzo a darle la buena noticia, y luego a la suya, a la que ansiaba llegar pronto para darla también, como lo hizo, en un verdadero estallido de su inconmensurable altruismo.

Poco importa el nombre continuó la marquesa ; propúsole, pues, como iba diciendo, que se decidiese la suerte de la ciudad sitiada en combate singular, cuerpo a cuerpo, entre los dos monarcas. El moro tuvo vergüenza de rehusar el reto. El rey Fernando ocultó a todo el mundo su designio, y cuando llegó la hora convenida, salió solo y de noche de sus reales, encaminándose al puesto señalado.

A un silbido de Tiburcio, que era la convenida señal, Teletusa, que estaba aguardando, abrió sin ruido la puertecilla falsa del jardín, y guiándolos por lo más umbrío de la frondosa espesura, los introdujo en la casa, subió con ellos la escalera, atravesó corredores y salas, y vino a parar a amplio dormitorio escasamente alumbrado por tres velas de cera, puestas en un candelabro de plata, sobre una mesa que estaba en el centro de la estancia.

Cuando terminó de escribir esta carta, cerrola Judit, y la envió a su destino sin hablar a nadie; decidida desde aquel momento a conocer su suerte, aguardó con impaciencia la próxima visita del Conde. Aquella noche había función en la Opera y fue al teatro con la esperanza de verle en su palco y de que le hiciera la seña convenida. Arturo fue tarde y parecía estar triste y preocupado.

A poco rato de encendido el fuego aparece la luz, y siempre á una misma hora poco mas ó ménos, lo que inclina á creer que será una señal convenida. El país está en paz, con que esto debiera de ser inteligencia de malhechores. Pero cabalmente no es probable que lo sea, porque no es regular que escojan siempre un mismo lugar y tiempo, con riesgo de ser notados y descubiertos.

Yo propongo que nos enlevitemos todos y que constituyamos un gran sindicato con sus diferentes secciones. Luego, un día haríamos, por ejemplo, la huelga de la literatura, y desde la hora convenida no saldría a la calle ni un solo adjetivo. ¡Qué conflicto para el régimen!... Pero ya verán ustedes cómo no hacemos nada.