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Actualizado: 3 de mayo de 2025
»Sólo pensaba en nosotros, y se ocupaba asiduamente en procurar distracciones al pobre Teobaldo, que desde su enfermedad y durante su convalecencia estaba demasiado triste y abatido.
El indomable vigor de aquel pequeño ser, ejercitado secretamente en tan duras pruebas, se reanimó no lentamente sino en pocas horas. Apenas en convalecencia, viósela enderezarse contra el recuerdo humillante de haber sido sorprendida, por decir así, en debilidad, trabar pelea con el mal físico, el sueño que podía vencer, y dominarlo.
Julio estaba herido. Pero al mismo tiempo que recibía la noticia con un retraso lamentable, Lacour le tranquilizó con sus averiguaciones en el Ministerio de la Guerra. El sargento Desnoyers era subteniente, su herida estaba casi curada, y gracias á las gestiones del senador vendría á pasar una quincena de convalecencia al lado de su familia.
Cotta, como ya he dicho, es un barrio de Tayabas que necesariamente llegará á ser pueblo. Su proximidad al Estrecho, lo caudaloso de su río, y la benignidad y salud que se respira en sus aires, hacen que su población aumente de día en día. Los vecinos de Tayabas buscan este barrio como lugar de convalecencia y recreo.
Rehízose un poco su naturaleza a las pocas horas; al amanecer conoció a su familia y a sus amigos; articuló algunas palabras; movió los miembros, antes paralizados, y al mediodía del siguiente pronosticó el senado de doctores, en su tercera consulta, que, sin una complicación inesperada, el ilustre enfermo entraría muy pronto en una franca y satisfactoria convalecencia.
Por consiguiente, permanecía solo la mayor parte del día, teniendo a Glave para que cuidase y supliese mis necesidades. De cuando en cuando venían a verme algunos amigos, conversando y fumando un rato conmigo. Así pasó el mes de marzo, siendo mi convalecencia mucho más lenta de lo que Walker había pensado al principio.
Cuando entró en convalecencia supo por ella que Tristán había provocado secretamente a Núñez y que éste había rehusado el duelo alegando que no era él quien tenía derecho a exigirle una reparación. Entonces Tristán le había abofeteado.
Los indianos deseaban más la nobleza y se atrevían más, confiaban en el prestigio de su dinero. Se buscaría por consiguiente un americano. Lo primero era que la chica sanase y engordase. Ana comprendió su obligación inmediata; sanar pronto. La convalecencia iba siendo impertinente. Toda su voluntad la empleó en procurar cuanto antes la salud.
No había subido al pueblo, nadie había venido a visitarla ni aun sus mismos parientes, acaso porque no supieran que estaba allí. Sin embargo, aquella excitación placentera que acude siempre en toda convalecencia como una resurrección de la vida comenzaba a ceder. El cuervo de la soledad y el desconsuelo comenzaba a batir ya las alas negras sobre su frente.
Una noche, estando Astolfo de visita en casa de su amada, penetra en ella el Duque á la fuerza. Los dos rivales riñen. Astolfo cae y es dejado por muerto. La herida, sin embargo, no es mortal; trasladado á casa de un amigo, permanece allí oculto hasta después de su convalecencia, temeroso de la venganza del Duque.
Palabra del Dia
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