Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de junio de 2025


Cerca de una mesa de confites percibió al fin á una joven que hacía tiempo la miraba con ojos tímidos y ansiosos. Era la amiga más íntima que había tenido. Voló hacia ella y la estrechó entre sus brazos con fuerza.

Una muchedumbre vestida de día de fiesta discurría por él entrando y saliendo de la iglesia, parándose delante de los puestos de bebidas, comprando frutas y confites ó agrupándose en torno de los bailarines. Debajo de un hórreo próximo al templo sonaban la gaita y el tambor y allí más de dos docenas de mozos y mozas se entregaban con furor al baile.

Es extravagante, es y no puede menos de ser ridículo, que la escultura, el arte divino de Miguel Angel, se nos muestre en un escaparate de confites. Pero, lo tendré que decir mil veces: cuando llega la hora de ganar dinero á trueque de un efecto cómico, los franceses no respetan á emperadores, ni á pontífices, ni á Miguel Angel, ni á nadie del mundo.

Las jóvenes, adornadas con lindos pañuelos de colores, formaban grupos a las puertas de las casas. Vendedores de frutas y confites atronaban con sus gritos. Las tabernas rebosaban de gente, y los puestos de vino entoldados que había en medio de las calles lo mismo. Repicaban las campanas y estallaban sin cesar los cohetes. El sol reía en el espacio.

Ha hecho larga provisión de guantes, papel rosado, confites para sus amigas, esencias finas, jabones extraordinarios, pinceles pequeños, cosas todas muy útiles sin duda, pero que lo son mucho menos que una comida. ¡Quiera Dios, lo ignore siempre! A las seis estaba en la calle Cassette, casa del señor Laubepin.

Tres veces repitió el mismo grito. Su voz poderosa llegó hasta los últimos confines de la romería produciendo en ella un estremecimiento de terror. Corrieron los niños á refugiarse entre las faldas de sus madres, desbandáronse los hombres, chillaron las mujeres, volcáronse las mesas de confites y las cestas de fruta. Un miedo pánico se apoderó de aquella muchedumbre tan alegre momentos antes.

Esta cultura es una civilizacion que triunfa a costa de la ciencia de Dios, y Dios no puede permitir que este pueblo sea el pueblo de la humanidad. ¡No! no puede ser el maestro del mundo, un pueblo que llama gran industria del siglo á la operacion de lustrar las botas, y céfiro á una tienda de quincalla, y estrella del Norte ó del Mediodía á un almacen de tapones de corcho, y buen pastor á un despacho de aceite y de vinagre, y sílfide á un mesón, y pensamiento á una zapatería, y bello pensamiento á unos confites.

Allí las aguardaba el mercader de especias con su mujer é hijo, y otro mercader con su esposa, y entonces comenzaba la representación, ungiendo el santísimo cuerpo con los perfumes que se compraban. Se prohibía, que, mientras se daba el espectáculo, ocupasen el tránsito cualesquiera personas, ya tocando timbales, trompetas ú otra música de cualquier género, tirar confites, etc.

Las mesas de confites, más duros que el pedernal, y las cestas de fruta estaban rodeadas de mujeres y niños: los puestos de vino y sidra, atestados de hombres. Andrés había tropezado a primera hora con Rosa; pero ésta pasó tan seria a su lado, que no le entraron deseos de requebrarla.

Estos objetos poco a poco habían ido llenando todo su ámbito, pasando de comercio suplementario a principal, en virtud de lo nada golosos que eran los vecinos de aquella villa. Y éste es uno de los rasgos característicos que reclamo para ella. En España es muy general que los habitantes de las villas y ciudades pequeñas sean dados con pasión a los confites.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando