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Actualizado: 25 de mayo de 2025
La madre había sido una española de Amalfi, que el escudero robó una noche, hiriendo al padre y matando a un hermano, y que, descubierta dos años después, prefirió dejarse ultimar en el tormento antes que denunciarle. Componían la covacha dos habitaciones con un jardincillo, en el fondo de una casucha, detrás de San Pedro.
Al poco rato vimos un oficial francés que llegó al pueblo con un oficio para Reding y otro para Dupont, y como en el Cuartel General de éste se estaban ya negociando las bases de la capitulación, nos consideramos seguros de no ser atacados por la parte alta del camino, a causa de que la acordada suspensión de armas debía afectar a todas las fuerzas que componían el ejército imperial de Andalucía.
El corchete soltó al cocinero, que se despidió, subió las escaleras, atravesó un pasillo, y se entró de rondón en la cocina, donde, envuelta en un pañolón negro, estaba Casilda gimoteando, asistida por algunas comadres de la vecindad y algunas doncellas de cómicas que estaban en la casa, y componían aquella especie de duelo criaderil.
En la terrible erupción del volcán Mayon en 1814, Libog fué completamente arrasado, y como si estas desgracias no fuesen bastante, en 1816, y cuando empezaba el pueblo á reedificarse hubo un desembarque en sus playas de moros piratas, en número tan considerable, que componían una flota de unos sesenta pancos, sin contar las embarcaciones menores.
No había figura que saliese ó pareciese salir del centro de la tierra por lo hueco del teatro, al cual componían cuatro bancos en cuadro, y cuatro ó seis tablas encima, con que se levantaba del suelo cuatro palmos; ni menos bajaban del cielo nubes con ángeles ó con almas.
Estas carrozas, que ya se han sumergido en los obscuros abismos del no ser, se componían de una especie de navío de línea, colocado sobre una armazón de hierro; esta armazón se movía con la pausada y solemne revolución de cuatro ruedas, que no tenían velocidad más que para recoger el fango del piso y arrojarlo sobre la gente de á pie.
Dos ó tres hidalgos; otras tantas señoras machuchas; dos jóvenes amiguitas de Lucía, sobrina de D. Fadrique; un respetable señor cura y un caballerito forastero y muy elegante componían la reunión de casa de D. José, que empezó antes de que anocheciera. Nadie llamó la atención de D. Fadrique, que era harto distraído.
Una estera de esparto, algunas sillas, una mesa sobre la que ardía una lamparilla delante de una Virgen de los Dolores, pintada al óleo, y algunas estampas en marcos negros sobre las paredes blancas, componían todo el menaje de aquella habitación. Al fondo había una puerta cubierta con una cortina blanca.
Pero los encomenderos podían más que él, porque tenían el gobierno de su lado; y le componían cantares en que le decían traidor y español malo; y le daban de noche músicas de cencerro, y le disparaban arcabuces a la puerta para ponerlo en temor, y le rodeaban el convento armados, todos armados, contra un viejo flaco y solo.
Y me ayudó a subir precipitadamente al carromato. Coloqueme en el antiguo sitio de mi tía, aplastado de un lado por un baúl sin cerradura y del otro por los innumerables atados que componían mi equipaje, confeccionados por Petrilla con extravagantes formas. ¡Adiós, mi cura, adiós mi viejo cura! exclamé. Hizo un gesto cariñoso y se volvió rápidamente.
Palabra del Dia
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