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En Filipinas no hubo necesidad de adoptar esa medida mientras duró su comercio con Nueva-España, porque entonces recibian aquellas islas anualmente un millon ó mas de pesos mejicanos y el situado de 250,000, y ademas de esto los negocios que se hacian durante esa época sobre frutos naturales é industriales del pais eran casi insignificantes; y si aun en el dia circula en Filipinas la moneda suficiente para entretener el tráfico esterior, esto procede de que las ventajas que este ha sacado del comercio con todas las naciones de Europa, cuya balanza está á su favor, son mayores que las pérdidas de dinero que hace en su comercio con la India y China, y ademas la admision de los pesos de todas las repúblicas de América, habilitados por medio del resello en Filipinas, han estacionado esta moneda en las Islas, cuya medida le es provechosa.

Presentaría, pues, una proposición al Congreso pidiendo las franquicias para el comercio y la navegación, solicitadas por sus amigos; una carretera para cada pueblo, enlazadas con la general, y la exención de pago de contribuciones pecuniarias y de sangre a toda la provincia, por el año próximo venidero, en virtud de los méritos de la consabida plaga... y de otras muchas razones que él sabría exponer, de tal modo, que no solamente llevaran al ánimo de los diputados el convencimiento, sino también el espanto y la consternación.

Después de la ceremonia y de tomar chocolate en la morada de D. Pantaleón, trasladaronse los recién casados y su cortejo en dos grandes ómnibus a los Viveros. Los Viveros guardan entre las filas de sus árboles enanos y bajo sus cenadores rústicos toda la poesía del comercio madrileño.

Dejó los medios de fuerza, que con una aldeana son inútiles; pero inquieto, febril, espoleado por un deseo omnipotente, comenzó a ensayar con ella todos los recursos de su experiencia amorosa, los mil artificios delicados que había aprendido en el comercio de las damas cortesanas.

Los soldados nombraron seis de su parte, y los de la tierra otros tantos, para que de comun parecer y acuerdo se pusiese precio á las vituallas: porque encareciéndose más de lo justo fuera gran descomodidad para los soldados, y dándose á un precio muy bajo no resultase en notable daño de los huéspedes, á más que faltára el comercio y provision ordinaria que acudia de todas partes con abundancia.

Y los tres prorrumpieron en exclamaciones, elevando las miradas al techo para expresar los riesgos y aventuras del comercio en América, únicamente compensados por las enormes ganancias, muy superiores a las del viejo mundo. Sintióse humillado Maltrana por el aislamiento en que le dejaban aquellos señores. Acalorados por la comunidad de sus intereses, no le veían, se habían olvidado de él.

Era como un volcan extinguido, imponiendo miedo por la sola majestad de sus grandiosos escombros ennegrecidos por el tiempo. Al lado de la catedral, el espléndido palacio de piedra y mármol llamado la Lonja ó Bolsa, que fué la famosa «Casa de Contratacion» para el comercio de las Indias.

D. José Leide, Abogado de esta Real Audiencia; el Sr. Coronel D. Miguel de Asenenaga, Comandante de milicias regladas de infantería; el Sr. D. Basilio Torrecillas, Alcalde de hermandad de la banda del norte en esta capital; el Sr. D. Ruperto Alvarellos, de este vecindario y comercio; el Sr. D. Juan Bautista Ituarte, vecino y del comercio; el Sr. D. Manuel Martínez, vecino y del comercio; el Sr.

D. Ignacio de Rezaval, vecino y de este comercio; el Sr. D. Manuel de Velasco, Oidor de esta Real Audiencia; el Sr. D. Antonio Piran, Prior del Real Tribunal del Consulado; el Sr. D. José Merelo, Teniente Coronel y Comandante del batallon número 5; el Sr. D. Joaquin de la Iglesia, de este vecindario; el Sr. D. Francisco Tomas de Anzótegui, Oidor Decano de esta Real Audiencia; el Sr.

Cuando don Bernardino escuchó aquello de Jacintito y de los cincuenta mil nacionales entrampados, se enfadó, muy lastimado de que fueran a cobrarle cuentas de su hijo, joven mayor de edad, socio de una respetable casa de comercio, que marchaba sin andadores, porque no le hacían falta.