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Actualizado: 26 de mayo de 2025


Agua, figurines, la fácil costumbre de emperejilarse; después seda, terciopelo, el sombrerito... ¡Sombrero! exclamó Juan en el colmo de la estupefacción. ; y no puedes figurarte lo bien que le cae.

Verdaderamente sería el colmo de lo cómico impedir a un hijo que se casara con una buena muchacha por tener la cabeza redonda; pero no sería menos cómico oponerse a un matrimonio porque el abuelo del novio o de la novia hubiese sido en su tiempo zapatero o quincallero. En estas cuestiones, los jóvenes suelen tener mejor sentido que los viejos, porque no atienden mas que a sus sentimientos.

En todas las fechas que recuerdan algo dichoso para la familia, se hacen recíprocamente sus regalitos, y para colmo de felicidad, ambos disfrutan de una salud espléndida. El deseo final del señor de Santa Cruz es que ambos se mueran juntos, el mismo día y a la misma hora, en el mismo lecho nupcial en que han dormido toda su vida.

Aquellas dos mujeres se le presentaron, por la más grande casualidad, en un medio que le era familiar y por lo mismo les fue singularmente favorable. Sencillas, buenas, francas, cordiales, tales se le mostraron desde el primer día. Y para colmo, deliciosamente bellas, lo que nunca está demás. Juan se sintió en el acto bajo la influencia del encanto, y todavía lo estaba.

¿Qué placer? me replicó Villalba mirándome con más lástima que ira. ¿No sabe usted que al bridge es un juego intelectual, casi científico, propio de estadistas y filósofos? O, mejor dicho, que no es un juego, ni un placer... ¿Y qué es, entonces? pregunté en el colmo del pasmo. Dándome la espalda, Villalba me repuso, con la solemnidad de un neófito: El bridge es una religión.

¡Compañero, qué rozario! exclamó Valero en el colmo de la indignación. ¿Le quea a uzté todavía algún novenario en la boca? Con la algazara que se armó despertose Manín, desperezose bárbaramente, abrió una bocaza de media vara, dejando escapar un aullido formidable, que impresionó al auditorio. Luego volvió el ciclópeo torso de medio lado y se dispuso a empalmar el sueño.

Para colmo de satisfacción, almorzamos en muy grata compañía; pues habéis de saber que, cuando llegamos á la fonda, nos encontramos con que nos aguardaban en nuestro cuarto aquellos antiguos amigos que, según indiqué en el capítulo primero, tenía yo en Salamanca. Era uno de ellos el distinguido escritor que suele dirigir preciosas cartas á La

Un poco más allá sonaban las enormes tijeras en continuo movimiento, pasando y repasando sobre la redonda testa de algún mocetón presumido, que quedaba esquilado como perro de aguas; el colmo de la elegancia: larga greña sobre la frente y la media cabeza de atrás cuidadosamente rapada.

Nadie se había atrevido a seguir su ejemplo; él era el único Nazareno de la población y gozaba de este privilegio tranquilamente muchos años hacía. La competencia de doña Ana Ozores en vez de molestarle le colmó de orgullo.

Los beneficios con que aquella gran señora nos colmó a mi padre y a son de los que no pueden pagarse. Pasaba entonces de los cuarenta, ya lo creo; lo que se dice una jamona; antes fea que guapa, para ser sincero, pero con un no qué de alegría, desenvoltura y buena gracia, más atractivo que la misma belleza.

Palabra del Dia

bagani

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