Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de mayo de 2025
Estábamos hablando cuando entró, acompañada de una criada vieja, la hija de doña Hortensia, Dolorcitas, una muchachita de catorce o quince años, preciosa. Don Ciriaco estuvo con ella como un viejo galante de la corte de Versalles. Dolorcitas se parecía a su madre; pero era más pequeña de estatura, de ojos más negros y de tez algo más morena.
El amigo no presentó dificultad alguna; don Ciriaco fué a ver a doña Hortensia, quien parece que dijo que se haría lo que deseábamos sin la menor vacilación. Efectivamente; unos meses después, ya restablecido del todo, era capitán de una hermosa fragata, a los veintitrés años.
Los consejos de don Ciriaco hicieron que no acudiese con frecuencia a casa de Hortensia. Mi asunto marchaba bien. Antes de un mes podría ver en la calle de la Aduana este letrero: COMPA
Por cierto que antes de llegar a las Palaos encontramos dos islas de coral que no aparecían en los mapas, y a una le llamamos con el apellido de don Ciriaco, isla Andonaegui, y a la otra, isla de Santiago Andía. Dos años y medio después de la salida llegamos a Cádiz. Yo recuerdo que marqué el punto con la brújula con una gran emoción.
Dolores y su marido habían ido a vivir a Madrid, al parecer reconciliados. Cuando ya estuve en disposición de salir de casa, don Ciriaco me llevó a ver a un amigo suyo, capitán de una fragata, La Ciudad de Cádiz. El viejo capitán, que me tenía cariño, quería que su amigo pasara a mandar la Bella Vizcaína y yo ocupara la vacante en La Ciudad de Cádiz.
Don Ciriaco firmó el conocimiento que se hacía por triplicado para responder de las mercancías embarcadas, y levamos el ancla. Para aliviar mi pena le conté a don Ciriaco mis amores. El viejo capitán me escuchó burlonamente. Cuando vuelvas, esa niña se habrá casado ya dijo tranquilamente, y, añadió después : Mejor para ti. Don Ciriaco era un hombre tremendo.
Puestos nuevamente en locomoción, merced á la fogosidad de dos magníficos caballos que enganchó Ciriaco, continuamos nuestro camino, á una hora, en que no solamente molestaba el polvo, sino que también un calor sofocante. Sin nada que de citarse sea, y después de cruzar el río Taguan, dimos vistas á Tiaong. En tres horas salvamos los 27,50 km. que separan á Tiaong de Sariaya.
Esas son cosas de todos los tiempos concluyó diciendo don Ciriaco filosóficamente , que han pasado, que pasan y que pasarán. Te he contado la historia de Hortensia para que sepas qué clase de mujer es, y para que no digas sin querer delante de ella alguna inconveniencia. Comentamos los hechos y después hicimos honor a la cena, que fué exquisita.
Don Ciriaco quiso completar mi educación, y varias veces me preguntó si no tenía afición a la poesía o al baile; pero sin duda mis aptitudes no iban por ese camino. Salimos de Cádiz; aun no se había pensado en abrir el istmo de Suez, y el viaje a Filipinas se hacía por el Cabo de Buena Esperanza.
Tengo que reconocer que Dolorcitas no era la excepción de las cien de que hablaba don Ciriaco. Estaba entre las noventa y nueve restantes: era caprichosa, cruel, instintiva, voluble. Por un capricho hubiera sacrificado a su padre, a su madre, al pueblo entero y, probablemente, a media humanidad.
Palabra del Dia
Otros Mirando